miércoles, 12 de diciembre de 2018

Las mentiras de Podemos sobre el coste de la corrupción

Juan Rallo desmonta todas las mentiras de Podemos sobre el coste de la corrupción que están mediatizando de manera torticera (a raíz de un informe de Los Verdes en el Parlamento Europeo) para engañar a incautos, y justificar sus absurdas, empobrecedoras e irrealizables promesas. 
Pero tal manipulación, mentira, inmoralidad y fraude lo hace el partido de la superioridad moral, la ética, la verdad al ciudadano y demás humo que vende para obtener votos aprovechando descontentos (que se esfuerzan en provocar y acrecentar con relatos falsos y sesgados de la realidad). 

Artículo de El Confidencial: 
Foto: El líder de Podemos, Pablo Iglesias. (EFE)El líder de Podemos, Pablo Iglesias. (EFE)
Podemos es un partido que cobró fuerza electoral como consecuencia de la más que razonable indignación social contra los múltiples casos de corrupción que asolaban el país (especialmente gravosos en un contexto de crisis y privación económica). El discurso de 'la casta' contra 'la gente' caló precisamente porque a muchísimas personas les asqueaba que nuestros políticos utilizaran el aparato estatal para parasitar a los ciudadanos mientras continuaban subiéndonos los impuestos y recortando el gasto. Fue en ese caldo de hartazgo social en el que nació Podemos con un discurso típicamente populista y anticapitalista: como los de arriba (incluyendo a las grandes empresas) nos roban, los de abajo (fácilmente identificables con el proletariado) se hallan en una situación económica deplorable. Ya saben, aquello de “no es una crisis: es una estafa”.
Dentro de esta narrativa contra la corrupción siempre se mezclaron dos líneas argumentales: una plenamente legítima y otra absolutamente tramposa. La primera era la invectiva contra la institucionalización cuasi-mafiosa de un régimen extractivo a manos de las principales fuerzas políticas españolas: un régimen al que había que atacar y tratar de purificar de raíz. La segunda era el intento de engañar a los ciudadanos acerca de los auténticos efectos de la corrupción para así justificar un programa político irreal y pauperizador: por ejemplo, “si no hubiera corrupción en España (es decir, si nosotros llegáramos al poder), podríamos multiplicar el gasto público sin subirles los impuestos al conjunto de los ciudadanos. Si no robaran, habría dinero para todo”.
Este mensaje, tan común durante lo etapa más populistas de Podemos, regresó este pasado domingo a cuenta del Día Internacional contra la Corrupción. Y es que el grupo de los Verdes en el Parlamento Europeo publicó un informe en el que cifraba la corrupción española en unos 90.000 millones de euros. Inmediatamente, apareció Pablo Iglesias prometiendo la Arcadia feliz apenas acabando con la corrrupcion. Atención al tuit:
Es decir, con menor corrupción, el Estado dispondría de 90.000 millones de euros adicionales para gastar: después de semejantes cifras, ¿alguien se atreve verdaderamente a decir que no hay dinero público suficiente como para aumentar las pensiones o revertir la totalidad de los recortes de la crisis?
Pues bien, estas promesas podemitas a cuenta de la recaudación extraordinaria que se amasaría luchando contra la corrupción son un absoluto fraude para engañar a votantes incautos. El informe del grupo de los Verdes, del que Podemos toma los datos, no miente (aunque sí roza el amarillismo), pero la interpretación que efectúa Pablo Iglesias de ese dato sí es completamente falsa. ¿Cuáles son las principales manipulaciones?
  1. No son 90.000 millones de dinero público
El informe de los Verdes se basa, a su vez, en un informe elaborado para el Parlamento Europeo en el que se cifra el coste de la corrupción para el conjunto de la Unión Europea en un máximo de 950.000 millones de euros y, para el caso específicamente español, en 90.000 millones de euros. Sin embargo, no se trata de un coste que recaiga únicamente sobre las administraciones públicas, sino para el conjunto de la sociedad. La pregunta que el Parlamento Europeo trata de responder es: si España tuviera el mismo nivel medio de corrupción (pública y privada) que los siete países menos corruptos de la UE (entre ellos, por ejemplo, Dinamarca y Suecia), ¿en cuánto vería incrementado su PIB? Y la respuesta es en un 8%: es decir, unos 90.000 millones de euros.
Ahora bien, que la sociedad española fuera 90.000 millones de euros más rica sin corrupción no equivale a decir que las administraciones públicas dispondrían de 90.000 millones de euros más de ingresos: solo si Podemos planteara aplicar un impuesto del 100% sobre toda esa riqueza adicional, la afirmación de Pablo Iglesias sería cierta (en realidad, ni en ese caso, dado que esa riqueza adicional dejaría de generarse con un impuesto del 100%). O dicho de otra forma, que con menor corrupción público-privada contáramos con un tejido empresarial más competitivo y con trabajadores más productivos —esto es, que nuestra renta per cápita fuera mayor— no implica que el Estado manejara 90.000 millones de euros adicionales.
De hecho, el propio informe del Parlamento Europeo sí proporciona una estimación del coste de la corrupción vinculada a la contratación pública (guarismo que guarda una relación mucho más estrecha con lo que muchos ciudadanos entienden por corrupción, es decir, contratos inflados para empresas amigas a cambio de favores ulteriores): 5.300 millones de euros para el conjunto de la Unión Europea y apenas 251 millones de euros para España. Esa cifra, 251 millones de euros, sí está bastante más próxima a cualquier dato que el informe proporcione sobre los fondos adicionales con los que contaría el Estado español en caso de eliminar su corrupción interna. Pero, claro, ¿cómo echar mano de la cifra de 251 millones de euros cuando se puede usar manipuladoramente la de 90.000 millones de euros?
  1. No son mediciones reales de corrupción, sino estimaciones basadas en percepciones
Otro potencial engaño que puede desprenderse del discurso de Podemos es pensar que ese coste de 90.000 millones de euros es una medición auditada del dinero realmente sustraído a los españoles mediante la corrupción: sin ir más lejos, Juan Carlos Monedero espetó el pasado sábado en 'La Sexta noche' que el PP “había robado 90.000 millones de euros”. Pero esto no es así.
Primero, la cifra de 90.000 millones de euros no pretende medir cuánto dinero se han embolsado los políticos a nuestra cosa, sino cuánto se empobrece el conjunto de nuestra economía como consecuencia de la corrupción de los agentes económicos: y, evidentemente, el empobrecimiento total de la economía es muy superior al dinero robado por la casta política. Segundo, la cifra tampoco es una medición directa del coste de la corrupción, sino una estimación indirecta basada en índices de percepciones sociales de corrupción: a saber, cuánto cabe pronosticar que subiría nuestro PIB si la percepción de corrupción española convergiera con la media de los países menos corruptos de Europa.
Ahora bien, nótese que, al utilizar índices sobre percepciones de corrupción, estamos presuponiendo que esas percepciones ciudadanas sobre el grado de corrupción en España son un buen reflejo del grado real de corrupción de nuestro país. Pero también cabe la posibilidad de que esas percepciones estén, en parte, malinformadas debido a campañas manipuladoras que a Podemos le encanta hacer. Por ejemplo, si uno de los intelectuales de referencia en Podemos afirma que el PP ha robado 90.000 millones de euros —cuando eso es totalmente falso: la corrupción del PP, por muy extendida y profunda que haya sido, no se acerca ni lejanamente a los 90.000 millones de euros: verbigracia, la Gürtel supuso un saqueo de 120 millones—, entonces cabe suponer que la percepción sobre la corrupción de al menos una parte de la sociedad española (los votantes y simpatizantes de Podemos) estará muy sesgada (lo que a su vez contribuirá a incrementar el coste estimado de la corrupción basada en esos índices de percepción de corrupción).
  1. Se toma la estimación más alta del coste de la corrupción
Por último, el informe del Parlamento Europeo proporciona tres posibles estimaciones sobre el coste de la corrupción en Europa (según la metodología utilizada): y esas estimaciones oscilan desde los 179.000 millones de euros hasta los 950.000 millones. En el caso de España, entre los 900 millones de euros y los 90.000 millones de euros. La primera estimación —la menor— se plantea cuál sería el PIB de España si sus niveles de percepción de corrupción convergieran con los niveles medios en la Unión Europea, y las ganancias son exiguas: apenas 900 millones de euros (pues nuestra percepción de corrupción ya se ubica aproximadamente en la media europea). La segunda estimación —la intermedia— se plantea cuál sería el PIB de España si su percepción de corrupción convergiera al nivel de Bélgica (el país menos corrupto de entre aquellos que exhiben una corrupción similar a la española): y en este caso, el coste asciende a casi 26.000 millones de euros. Y la última estimación, como ya hemos explicado, se plantea cuál sería el PIB de España si su percepción de corrupción convergiera con la media de los siete países menos corruptos de la UE (90.000 millones de euros mayor).
Todas las estimaciones, con las correspondientes cautelas, son válidas y merecen ser mencionadas. Pero referenciar únicamente la cifra de corrupción más inflada para, acto seguido, equipararla torticeramente con un coste presupuestario de la corrupción para el Estado es una grotesca manipulación del electorado: grotesca manipulación que, no obstante, pone perfectamente de manifiesto las carencias del plan económico de Podemos. A saber, como prometen lo irrealizable, necesitan tergiversar la realidad para que, en su imaginario unicorniano, sus propuestas cobren algún tipo de sentido. Pero no: siguen siendo propuestas absurdas, empobrecedoras e irrealizables por mucho que intenten apuntalarlas con falsedades y fraudes.

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