Artículo de Contando Estrelas:
“Llevamos toda la vida escuchando a los hombres, sabemos cómo funcionan, pero no sé si los hombres saben cómo funcionamos las mujeres”. Esto lo dijo ayer la vicepresidenta Carmen Calvo.
Todos los días estamos igual, leyendo alguna tonta ocurrencia de la señora Calvo relativa a su sexo, como si eso fuese lo que nos quita el sueño a todos los españoles, y como si las mujeres españolas que han conseguido sobresalir profesionalmente gracias a sus méritos fuesen unas tontas por no haber intentado obtener privilegios por el mero hecho de ser mujeres. Escribo estas líneas porque me considero incapaz de comprender a Carmen Calvo, pero no porque sea mujer, sino por las cosas que hace y que para nada representan a todas las personas de su sexo. Citaré al menos siete cosas que no consigo comprender:
- Soy incapaz de comprender a una ministra que sin que su partido haya ganado las elecciones, habla como si fuese una iluminada y como si todas las mujeres del mundo la hubiesen nombrado su portavoz y le hubiesen encomendado la tarea de “liberarlas”, aunque ya se sientan libres. Si quiere dar libertad a las mujeres, empiece por convocar elecciones, que España no merece estar gobernada por un partido que perdió las últimas.
- Soy incapaz de comprender a una ministra que parece empeñada en lograr que todos los días hablemos de ella, como si fuese el ombligo del mundo, usando el dinero de nuestros impuestos para su promoción personal, en vez de para servir al bien común, que es o debería ser para lo que está en el cargo que ocupa.
- Soy incapaz de comprender a una ministra que se comporta como una adolescente, intentando crear guerras de sexos donde no las hay, como si los hombres tuviésemos la culpa de todos y cada uno de los problemas que ha tenido en la vida. ¿Se ha parado a pensar que a lo mejor el origen de sus problemas es usted misma, y no su sexo?
- Soy incapaz de comprender a una ministra que con más de 3 millones de parados en España, considera que una de las cosas más urgentes es cambiar la redacción de la Constitución por si la lee un extraterrestre, para desdoblar sus géneros gramaticales haciendo aún más farragosa su lectura. En 1978 esa Constitución, tal como está redactada, fue aprobada por la amplia mayoría de los españoles, mujeres incluidas. Lo que viene a decirnos Carmen Calvo es que esos millones de mujeres adultas que la aprobaron eran en realidad como niñas que no sabían lo que hacían, simplemente porque tenían una opinión distinta a la suya.
- Soy incapaz de comprender a una ministra que con la excusa de combatir las violaciones, pretende que el Estado invada las relaciones de pareja, dictándoles a personas adultas qué palabras tienen que usar para expresar su consentimiento en la cama, bajo pena de ser acusadas de violación si no lo hacen. Esta forma de invadir la vida privada de la gente es propia de una dictadura, de un Estado que considera a los adultos personas incapaces de decidir por sí mismas sin que una ministra las dirija.
- Soy incapaz de comprender a una ministra que quiere obligar a las empresas a valorar a sus empleados por su sexo y no por sus méritos, lo que implica violar el Artículo 14 de la Constitución, que dice que todos los españoles somos son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de sexo. Exigir a las empresas que echen a parte de su personal por razón de su sexo es un disparate totalitario, que además viola también el Artículo 38 de la Constitución, que “reconoce la libertad de empresa en el marco de la economía de mercado”.
- Soy incapaz de comprender a una ministra que hace dos meses decía que hay que “acabar con el estereotipo del amor romántico, que es machismo encubierto”. Y por si quedaba alguna duda, vinculaba a ese amor romántico con la idea de querer a alguien para siempre. ¿Qué pretende, prohibir a la gente contraer matrimonio de por vida, y obligar a la gente a casarse de nuevo cada ciertos años? Esto ya no me parece un problema político, sino psiquiátrico. Hágaselo mirar, señora Calvo.
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(Foto: Flickr PSOE)
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