Artículo sobre la pretensión de control absoluto de la educación, esencial en todo régimen despótico, y que en España ha llevado al destrozo educativo, a la restricción de libertades y al deterioro del instrumento educativo como ascensor social.
Artículo de Libertad Digital:
El férreo control del sistema educativo es una de las principales obsesiones de la izquierda, y a ello se dedica con denuedo cada vez que llega al poder. Cómo extrañarse, pues, de que Pedro Sánchez haya anunciado una reforma que atenta contra la libertad de los padres a elegir centro y contra el derecho de los niños a recibir una educación desideologizada y de calidad.
La ministra de Educación, que ya ha dado sobradas muestras de sectarismo ideológico y servilismo hacia los nacionalistas, pretende introducir trabas adicionales a la concertación con centros privados y, de paso, dar una nueva vuelta de tuerca a la infame Educación para la Ciudadanía implantada por el nefasto José Luis Rodríguez Zapatero.
Isabel Celáa ha anunciado la derogación de los artículos de la Lomce que permiten la creación de colegios concertados cuando existe demanda social (y si de algo hay "demanda social" en España, desde luego, es de una educación de excelencia) y la instauración de una nueva asignatura para impartir "valores democráticos". Aterra pensar lo que socialistas y neocomunistas pueden entender por esto último, sobre todo cuando a las familias se les va a dificultar notablemente la posibilidad de huir de una escuela pública en manos de semejante cáfila liberticida.
Desde la malhadada Logse de 1985, causa principal de los males que afligen a la educación española, los socialistas han controlado el sistema educativo de la mano de los sindicatos de izquierdas, que les han el trabajo sucio con total desvergüenza. La derecha, cobarde, acomplejada, sólo ha introducido medidas cosméticas que, por supuesto, nada han resuelto. Pero los socialistas no toleran siquiera esas nimias reformas de matiz. Su objetivo es apropiarse totalmente del derecho de los padres a elegir el tipo de educación para sus hijos, a los que pretenden adoctrinar a modo y desde muy tempranas edades. La consecuencia obvia es el destrozo de la educación pública, la única que pueden permitirse las familias con menos recursos, que ya no es el mejor ascensor social a su disposición.
El apoyo de los neocomunistas de Podemos a los planes de Sánchez y Celáa es un indicio formidable de que nada bueno va a aportar.
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