El hospital de Alzira ha sido durante 20 años una concesión privada y desde el 1 de abril de 2018 ha sido devuelto a la gestión hospitalaria pública. La artífice de la reversión ha sido la actual ministra de Sanidad, Carmen Montón, durante su etapa de consellera de Sanidad valenciana.
Sus argumentos, junto a los de Isabel González (actual gerente) siempre han sido que como hospital público funcionaría mejor. Sin embargo, la gerente reconoce que funciona peor y que han aumentado las listas de espera, como muestran las declaraciones de los propios gerentes en el siguiente vídeo.
Al respecto no hay nada que extrañar. Los estudios e informes (y eso que fueron encomendados por el propio gobierno socialista para intentar respaldar su decisión (ideológica) de revertir la concesión en los hospitales de la Comunidad Valenciana) demuestran (por el Tribunal de Cuentas) que los resultados en TODAS las variables de medición eran MUY superiores en los hospitales de concierto privado a los públicos (en listas de espera, en coste, en atención primaria, en servicios ofrecidos, en satisfacción del paciente...), de lo que me hacía eco en este artículo o en éste.
Pero por supuesto, nada de esto se ha tenido en cuenta en la ruta socialista. Y es que lo importante no es la salud, no son las personas, no son los mejores resultados. Es la política y la ideología, y por supuesto controlar a la sociedad, y hacer uso de todo este mayor poder (los recursos pasan por sus manos, y la salud de la gente es empleada como herramienta de poder, de electoralismo, de colocación de afines, de aumento de las redes clientelares, y como medio de propaganda, con el único fin de aumentar su poder y perpetrarse en él).
Hay que recordar que modelos de gestión pública hay varios, y el de concesión de la prestación de servicio a entidades privadas es también un modelo de gestión público, de hecho el llevado a cabo en los países nórdicos, que tanto alaban luego en sus resultados, pero no en sus medios llevados a cabo para obtener dichos resultados).
Y desde la implantación nuevamente del modelo netamente de gestión pública elegido en Valencia ahora sin ningún argumento o cifra que lo respalde, el coste ha aumentado, el número de contrataciones se ha disparado, y las esperas se han disparado (muy indicativo de la peor eficiencia de la gestión pública de los recursos), y que lleva a una peor atención de la salud de los ciudadanos, a un mayor coste (impuestos) y a jugar con las vidas (mayores listas de espera), lo que se supone que debe ser lo importante cuando de modelos de salud (los haga quien los haga) se trate.
Vídeo en El Mundo.
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