José García Domínguez analiza la vuelta de Educación para la Ciudadanía, el indispensable adoctrinamiento por parte de los políticos en los futuros votantes para moldear las mentes a su favor, y mostrando las nulas diferencias reales (solo de boquilla) educativas entre Psoe y PP.
Artículo de Libertad Digital:
La ministra de Educación, Isabel Celáa | EFE
La nueva ministra de Educación del PSOE se acaba de estrenar en el cargo haciendo lo mismo que siempre han hecho todos los nuevos ministros de Educación del partido que fuera, esto es, introducir otro cambio en los contenidos curriculares que deben cursar los alumnos españoles sin tener en cuenta para nada lo que opine o deje de opinar el otro gran partido, que será el llamado a derogar ese enésima reforma para volver a imponer la suya propia en cuanto retorne al poder. Así, frente a la manida retórica rutinaria a cuenta de la necesidad de los grandes consensos en materia tan sensible, el trágala constituye el principio fundamental por la que siempre se rigen PP y PSOE en ese asunto. Y lo que ahora quiere implantar el PSOE, según parece, es un refrito rebautizado de la célebre educación zapateril para la ciudadanía.
La cosa, dicen, se llamará Valores Cívicos y Éticos. Una maría más para que en las aulas se pierda el tiempo rellenando fichas coleccionables sobre asuntos de nalga y entrepierna, que es por donde suelen ir las obsesiones recurrentes de los guionistas de esas materias. Un clásico, las habituales batallitas pedagógicas entre izquierda y derecha, que a muchos despistados les lleva a caer en la falsa creencia de suponer que unos y otros defienden proyectos muy distintos y distantes entre sí en materia educativa. Nada más lejos de la verdad, sin embargo. Porque nadie piense ni por un segundo que el PP ha propugnado jamás algo remotamente parecido a un proyecto conservador en cuestión de instrucción pública. Bien al contrario, los ministros de Educación del Partido Popular han resultado por norma tan ajenos y refractarios a la tradición intelectual conservadora como los socialistas. Exactamente igual.
Y como muestra un botón. Porque, ahora que se va a imprimir en el BOE la enésima bagatela inane para tratar de adoctrinar sobre valores morales a los escolares hispanos, conviene recordar que quien expulsó a patadas a la Filosofía de la enseñanza secundaria fue el Partido Popular, en concreto esa lumbrera que responde por Wert. A la derecha, que no a Monedero o a Màxim Huerta, fue a quien le cupo el honor de poner de patitas en la calle a Platón y a Kant para que su lugar en las aulas y en los manuales escolares los pudiera ocupar la última chorrada experimental emanada de los laboratorios de innovación pedagógica. Por mucho que intenten engañar a sus respectivas clientelas fabricando disensos aparentes, PP y PSOE se parecen como gotas de agua en materia educativa. Porque los dos desprecian con idéntica intensidad aquella máxima docente que el más grande pensador conservador del siglo XX, Oakeshott, sintetizó así: "La idea de Escuela es, en primer lugar, la de una iniciación seria y ordenada en una herencia intelectual, imaginativa, moral y emocional". Frente a eso, el gran sueño escolar del PSOE consiste en fabricar adolescentes eternos en los pupitres de colegios e institutos, cientos de miles de clones vitalicios de Peter Pan. La derecha, menos ambiciosa siempre, se conformaría con producir cientos de miles de espectadores, también vitalicios huelga decir, de Sálvame y El Hormiguero. ¿Kant en los colegios? ¿Para qué?, que diría Lenin.
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