Es extendido el mito de la deforestación mundial (hay que entender a qué se refiere el hecho concreto, entre otras cosas que se habla solo de la deforestación, pero se obvia la forestación o reforestación) y el interesado relato de relacionar al capitalismo con la degradación medioambiental (precisamente la pérdida forestar básicamente proviene además de la alta edad media cuando antes de llegar el capitalismo y permitir nuevas fuentes de energía y eficiencia, se roturaban las tierras ganadas al bosque, la madera era el recurso básico con el que hacer todo, la riqueza generada por otros sistemas para regenerar era ínfima...). Lo cierto es que ni lo primero es cierto ni lo segundo, con datos, no con relatos difundidos hasta la extenuación.
Precisamente, las regiones más capitalistas y ricas del mundo (Occidente, con Europa y EEUU a la cabeza) están aumentando su masa forestal desde hace décadas (el caso de Reino Unido es paradigmático, habiendo triplicado su masa forestal desde 1919, mientras que Europa es más verde que hace un siglo). La riqueza generada por el capitalismo permite financiar y desarrollar tecnologías energéticas diversas, incrementar la eficiencia energética, desarrollar la productividad del suelo (cada vez se necesita menos superficie para generar alimentos), luchar con más recursos en favor de la protección del medio ambiente, cubrir las necesidades básicas y así poder preocuparse por necesidades posteriores como el medio ambiente...)
Son interesante para quien quiera profundizar al respecto artículos como estos (este, éste, éste o éste por poner unos pocos)
En este sentido, Francisco Nunes muestra la situación actual de la deforestación en el mundo (con datos oficiales recopilados por el Banco Mundial) y la de España.
Precisamente, las regiones más capitalistas y ricas del mundo (Occidente, con Europa y EEUU a la cabeza) están aumentando su masa forestal desde hace décadas (el caso de Reino Unido es paradigmático, habiendo triplicado su masa forestal desde 1919, mientras que Europa es más verde que hace un siglo). La riqueza generada por el capitalismo permite financiar y desarrollar tecnologías energéticas diversas, incrementar la eficiencia energética, desarrollar la productividad del suelo (cada vez se necesita menos superficie para generar alimentos), luchar con más recursos en favor de la protección del medio ambiente, cubrir las necesidades básicas y así poder preocuparse por necesidades posteriores como el medio ambiente...)
Son interesante para quien quiera profundizar al respecto artículos como estos (este, éste, éste o éste por poner unos pocos)
En este sentido, Francisco Nunes muestra la situación actual de la deforestación en el mundo (con datos oficiales recopilados por el Banco Mundial) y la de España.
Artículo de Libre Mercado:
Organizaciones como Greenpeace o Intermón Oxfam lanzan a menudo campañas contra la supuesta deforestación masiva que sufre nuestro planeta. Sin embargo, ¿está justificado este alarmismo?
La deforestación en el mundo
Para saber si a nivel mundial se está produciendo una pérdida de superficie de bosques, revisaremos los datos del Banco Mundial. La serie de datos comienza en 1990 y acaba en 2016, y nos muestran cómo la superficie verde en todo el mundo ha caído, en en estos 26 años, tan sólo un punto porcentual.
En el siguiente mapa, proveniente de un estudio sobre la deforestación (Hansen et al., 2013) podemos apreciar que tanto la deforestación como la reforestación se han mantenido prácticamente estables en todo el mundo.
En las siguientes gráficas podemos apreciar la deforestación del año 2000 al 2012 de varios países en vías de desarrollo y desarrollados.
El crecimiento, ¿destructor de bosques?
Una de las consignas más repetidas del movimiento ecologista es que el sistema capitalista destruye el planeta y genera una insostenible deforestación.
Sin embargo, esto no es cierto. Según un estudio de Robert M. Ewers (2006), mientras más rico sea un país, menos deforestación sufre, y, al contrario de lo que muchos esperarían, los países más ricos tienden a reforestar, es decir, a aumentar la cantidad de masa forestal.
Esto se observa en la siguiente gráfica, en la cual, encima del punto 0 en el eje de ordenadas (vertical), se encuentran los países que están siendo reforestados, mientras que el eje de abscisas (horizontal) nos muestra el PIB per cápita de los países utilizados en el estudio -a la izquierda los de menor PIB per cápita y a la derecha los de mayor-.
¿Cuál es la causa?
Tras haber visto la situación de la deforestación actualmente y haber comprobado que no es el crecimiento económico el causante de la misma, nos preguntamos qué causa tal fenómeno. Según la investigación de Leblois, Damette y Wolfersberger, las principales causas son:
- Desarrollo económico (inicialmente, el crecimiento económico en los países subdesarrollados puede causar deforestación).
- Alta densidad de población.
- Exportaciones del sector agrícola (a mayor número de exportaciones, menor masa forestal).
¿Cómo reducirla?
Aunque en España no hay deforestación (al contrario, hay reforestación), en otros países, sobre todo en países pobres, sí puede ser un problema. ¿Cómo reducirla? Más allá de impulsar el progreso económico para que los países pobres se vayan enriqueciendo de forma progresiva, hay diversas alternativas.
Un estudio de Alix-García, del Banco Mundial, por ejemplo, analiza el programa PES de México, cuyas siglas en español significan "Pago por servicios al ecosistema". Este programa consiste en el pago a los dueños de tierras por su conservación. Algunos dueños de tierras acaban con los árboles y arbustos de sus propiedades porque es más rentable que mantenerlos, decidiendo darles usos alternativos. En la siguiente imagen, podemos ver qué tan presente está dicho programa en cada estado mexicano.
Como se aprecia, el programa aumentó la masa forestal de los territorios afectados, siendo este incremento mayor en 2011-2012 (recién estrenado el programa) que en 2013-2014, tal y como se aprecia en la siguiente imagen.
En conclusión, la deforestación no es un problema en los países desarrollados y, en muchos casos, registran incluso reforestación en términos netos. Sin embargo, los países pobres tienden a una mayor deforestación. Una vía posible para reducirla, tal y como se hizo en México, es implementar un programa de pagos por la conservación de árboles y arbustos que eviten la destrucción de los mismos.
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