sábado, 20 de abril de 2019

¿Estado de Bienestar? El agujero andaluz y el hachazo fiscal

Daniel Lacalle analiza y evidencia el despropósito y la mentira populista detrás del agigantamiento del Bienestar del Estado mediante subidas impositivas a los "ricos", y la intención de desacreditar las rebajas de impuestos (que no te quiten tu propio dinero para emplearlo en beneficio propio y de afines bajo múltiples subterfugios). 

Artículo de El Español: 
Touch me again for the words that you'll hear evermore, don't tread on me”. James Hetfield.
Son ustedes unos insolidarios. Con lo buenos que son ellos con el dinero de los demás, tienen ustedes la desvergüenza de pedir menores impuestos y eficiencia en el gasto.
El agujero de Andalucía que comentamos aquí debería indignar a los que se autodenominan “defensores de lo público”, pero sin embargo no hay una palabra jamás por su parte ante los miles de millones de euros despilfarrados en administraciones paralelas. “Es el chocolate del loro”, dicen. Bien, si el despilfarro en gasto político es el chocolate del loro, también lo son los impuestos de los ciudadanos que trabajan de enero a julio solo para pagar impuestos.
La Administración paralela de la Junta de Andalucía costaba más de 6.000 millones de euros anuales y su tamaño ha crecido más de un 20% desde la crisis. En un mes ya se han eliminado 84 consorcios sin actividad real. La Fundación Mediara, por ejemplo, sólo tenía dos trabajadores y nula actividad, pero un presupuesto de 1.635.000 euros.
El Gobierno saliente había comprometido más de 2.900 millones de euros en gasto sin respaldo presupuestario. La nueva Junta de Andalucía ha afrontado el pago de 548 millones de euros en sentencias desfavorables y aún tiene que afrontar otros 214 millones. 506.408 pacientes andaluces ocultados de las listas de espera del Servicio Andaluz de Salud. En dependencia, el anterior Gobierno no contabilizó a 34.379 personas, fuera de las estadísticas oficiales.
Las administraciones paralelas suponen miles de millones anuales, pero el que pone en peligro el Estado de Bienestar es usted por exigir quedarse un poco más de su propio dinero.
La razón por la que los autodenominados defensores de lo público no se indignan con estos datos es porque su objetivo no es la eficiencia ni el Estado del Bienestar, sino el control y el bienestar del Estado.
Ahora, de nuevo, les dicen que las brutales subidas de impuestos que anuncian con subterfugios lingüísticos como “armonizar” (subir), “adecuar” (subir) o “reordenar” (subir) las van a pagar “los ricos”. Y es falso. Vean el engaño aquí
PSOE y Podemos incluyen dos tramos “a las rentas altas”. Uno coincidente para las rentas entre 130.000 y 300.000 euros del 47%, y otro para las rentas de más de 300.000 euros, para las que el PSOE apuesta por el 49% y Podemos por el 55%. El impacto recaudatorio más optimista oscila entre los 347 millones (PSOE) y los 781 millones (Podemos), que recaerían sobre 90.000 contribuyentes. Pero es que estudios científicos muestran que el efecto recaudatorio sería negativo. Es decir, ni un “viernes de despilfarro” iban a recaudar en el mejor de los mejores casos y probablemente recaudarían menos de lo que se ingresa hoy. 
Bajo el mantra de subir el IRPF a las rentas altas, justifican una "paulatina" subida de la recaudación de al menos 30.000 millones de euros. 
En el Impuesto de sociedades, el engaño lo introducen en la doble imposición encubierta. Es decir, si tiene usted una empresa con un 50% de ingresos (e impuestos pagados) en el extranjero, le dicen que paga poco en España. Doble imposición de libro.
Como la realidad es que los tipos medios que pagan las empresas en España están por encima del 19%, el efecto recaudatorio es cero. En la estimación más optimista, supone un impacto de la recaudación de 1.500 millones de euros, según los PGE 2019, cifra que coincide con la de la AIReF y con otros organismos que han evaluado los Presupuestos. 
Pero dicen que van a bajar el Impuesto de Sociedades a las pymes. ¿Es eso cierto? El descenso del tipo desde el 25% al 23% para las empresas que FACTUREN (ojo, no que ganen) MENOS de un millón de euros no tiene ningún efecto porque el 72% de las empresas que facturan menos de esa cantidad están en pérdidas (base imponible negativa), según la AEAT (datos 2016, últimos disponibles) 
En cuanto al gravamen a la banca del 40% en Impuesto de Sociedades que propone Podemos, es un gravamen a los clientes y, de nuevo, con efecto recaudatorio negativo al impactar a la generación de beneficio y margen. ¿En el mejor caso? Un incremento de 563 millones/año.
Ojo que Podemos, con sus estimaciones de magia, piensa pagar 600 euros al mes a diez millones de personas cada año… 72.000 millones de euros que van a pagar “las grandes fortunas”… Ni sumando todas las acciones, activos ilíquidos e inmuebles invendibles de las grandes fortunas llegas a pagar tres años del cuento populista.
Efectivamente, sus subidas de impuestos “a los ricos” son, como siempre, subidas de impuestos a usted y a mí:
1.- Aumento de las cuotas a autónomos “en función de sus ingresos” (no de lo que ganen de beneficio). Las subidas anunciadas en su momento -y que “aparcaron”- costarían al 70% de los autónomos más de 400 euros anuales, según ATA, además de lo que ya sufren.
2.- Aumento “de tipos al ahorro para equipararlos a los del trabajo”. Las rentas al ahorro suponen casi 15.000 millones, que afectan a 12,7 millones de personas. O, lo que es lo mismo, un 33% de la población mayor de 18 años en España. O, lo que es lo mismo, se incrementaría la base imponible del IRPF en 1.174 euros para dichas 12,7 millones de personas. Paga la clase media.
3.- Según el INE casi 15 millones de personas compran a través de internet. Esos 15 millones de personas son las que pagarán la mal llamada Tasa Google, que el Gobierno cifró en 1.200 millones en los PGE 2019 y no llegaría a 500 millones en el mejor caso. Paga la clase media.
4.- El impuesto a las transacciones financieras SIEMPRE lo pagan los clientes minoritarios. Según INVERCO, sólo la inversión en renta variable en 2018 supuso 1 de cada 5 euros invertidos por parte de las familias. A esto hay que sumarle el ahorro en fondos de inversión, en fondos de pensiones, en instituciones de inversión colectiva y un largo etcétera. Paga la clase media.
5.- Podemos va un paso más allá y plantea eliminar las deducciones a planes de pensiones. Esto, según datos de la Agencia Tributaria, supone un desembolso de 4.778 millones de euros para 2,8 millones de personas. Esto supone 1.706 euros por persona. Además, el 72% tributa en tramos imputados entre 12 y 72.000 euros. Paga la clase media.
6.-En cuanto a la fiscalidad verde, no están claros los gravámenes a aplicar. Si es el impuesto al diésel que anunció el Gobierno, afecta a 10,5 millones de familias españolas, que pagarán 200 euros más por cada coche diésel. Paga la clase media.
7.-Podemos tiene en el programa electoral el destope de las cotizaciones a la Seguridad Social, que PSOE cifró en 1.100 millones en su día. Paga usted más por prestaciones que no recibirá.
Ningún organismo ni casa de analistas dio credibilidad a las estimaciones de ingresos de los Presupuestos Generales de 2019, que es lo que pretende recuperar -y aumentar- Sánchez tras las elecciones. 
Mientras, todas esas estimaciones de ingresos fiscales mágicos asumen que la recaudación aumentará y se consolidará a pesar de la evidencia de la ralentización y de que usan ingresos fiscales récord (los de 2018) como base, como si los ciclos económicos no existieran.
Como siempre ocurre, esta batería de asaltos a la creación de empleo, al ahorro y a los ciudadanos acabará generando una crisis peor que la de nuestros países comparables. Pero las administraciones paralelas seguirán. 
La próxima vez que un intervencionista les hable del “coste” de bajar impuestos comparado con el de los viernes de despilfarro, recuerden: Bajar impuestos es devolverle al contribuyente un poco de su propio dinero. Los viernes de despilfarro son gastar más del dinero del contribuyente.
Los que asumen que los agentes económicos están al servicio de lo que el gobierno desee gastar no defienden la Administración pública ni el Estado del Bienestar, sino el control y el bienestar del aparato burocrático.

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