lunes, 21 de noviembre de 2016

Gracias globalización!!!!

Javier Jové muestra el éxito de la globalización en la erradicación del hambre y la pobreza en el mundo (en contraposición con el nulo efecto de la Ayuda Externa) y las amenazas que se ciernen al respecto. 

Artículo del Club de los Viernes: 

Gracias globalización

El hambre

Hace unos días, el que fuera consejero de Medio Rural, Santiago Menéndez de Luarca, dio una conferencia en la que advertía de la “falta de voluntad política en los países desarrollados para erradicar el hambre” y se quejaba amargamente de que si “hace años había manifestaciones para dedicar el 0,7% de PIB a cooperación, ahora estamos en el 0,14%”.

La globalización y la reducción de la pobreza

El señor Menéndez de Luarca parece no haberse enterado de que en los últimos 20 años 1.100 millones de personas han abandonado la pobreza extrema y que tan feliz suceso no se debe a las“ayudas” a la cooperación que él reclama, sino al incremento del comercio propiciado por la globalización.
Esta caída en picado de las cifras de pobreza en el mundo son aun más espectaculares si tenemos en cuenta que la reducción del número de pobres se ha producido al tiempo que la población mundial se ha incrementado en ese mismo periodo en 2.000 millones de seres humanos.
Ante esta bajada extraordinaria de la cifras de pobreza nuestros políticos se sienten desconcertados, pues la caída se produce al margen de la “ayuda” a la cooperación.
Parece que los países en desarrollo no necesitan de nuestra ayuda, que ellos mismos son capaces de salir adelante sin el socorro del “papá blanco”, del bwana.

Las ayudas al desarrollo

La ayuda al desarrollo esconde un sentimiento de superioridad del hombre blanco, una soberbia racial que tratan de esconder tras una sensibilería ñoña que lleva a destinar miles de millones a la ayuda al desarrollo de los países del tercer mundo –ayuda que suele ir a parar al bolsillo del sátrapa de turno, quien perpetúa las injusticias que se pretenden subsanar– al tiempo que se impide su desarrollo con políticas arancelarias y el cierre de los mercados de los países occidentales a susproductos agrícolas y ganaderos.
Que el señor Menéndez de Luarca siga reclamando más fondos para la “ayuda” al desarrollo sólo puede deberse a dos motivos: ignorancia o interés.
Es evidente que el exconsejero de medio rural –como supuesto experto en la materia- no puede ser desconocedor del informe “Poverty and Shared Prosperity” del Banco Mundial (que certifica las cifras que les estoy exponiendo) o los trabajos de Dambisa Moyo o William Easterly.
Por lo que descartada la ignorancia, sólo queda pensar que dichas declaraciones obedecen a su interés personal, interés en seguir propalando una leyenda que le valió para ser destinado a Roma como representante de España ante la FAO.

El crecimiento en África

Si nos centramos en África Subsahariana, vemos que en tan solo 15 años la esperanza de vida en el África Negra ha aumentado en 8 años, la mortalidad infantil y el hambre se han reducido a la mitad y la pobreza extrema ha pasado del 58 al 35% de la población.
Los 46 países del África Subsahariana han crecido a ritmos del 6,2% desde el año 2.000 y en 2.015 cinco de ellos se han situado entre los 10 Estados que más han crecido de todo el planeta.
Y todo ello lo han conseguido a pesar las políticas arancelarias de la UE y la PAC; gracias a la globalización, a libertad económica, la seguridad jurídica y la estabilidad política.
Que todavía haya quienes sentados en sus sillones de cuero de la FAO, la ONU y demás organismos internacionales, disfrutando de unas vidas de lujo, de viajes en primera clase y hoteles de 5 estrellas– propalen patrañas pontificando sobre cómo solucionar el hambre en el mundo, sólo puede deberse a una profunda falta de honestidad intelectual.

Las amenazas al crecimiento

Las amenazas al crecimiento africano son las políticas proteccionistas y populistas que afloran por toda Europa y que nuestros políticos, desde la izquierda a la derecha, no cesan en defender.
Afortunadamente los países pobres no se han quedado de brazos cruzados esperando a la ayuda humanitaria o a que los países desarrollados aumenten su aportación a la cooperación al 0,7% que reclama Menéndez de Luarca (insuficiente y estéril calderilla en términos de aportación al PIB) y han aprovechado las ventajas de la apertura comercial y la libertad económica para ir escapando del círculo vicioso en que estaban instalados.
Todo ello se lo debemos a la denostada globalización, démosle las gracias por salvar tantas vidas humanas y sacar a centenares de millones de seres humanos de la pobreza.

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