Juanma del Álamo analiza con su excelente ironía la gran incoherencia de Podemos entre sus dichos y sus hechos...
Artículo de Libre Mercado:
Carolina Bescansa, Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedeero e Íñigo Errejón, en un mitin de Podemos. | EFE
Se está exigiendo coherencia a la gente, así sin más. No se está teniendo en cuenta la situación del país ni el contexto de cada uno, ni las vicisitudes de la vida. Me han pedido que escribiera sobre lo bien que viven los podemitas y me he negado en rotundo. Las cosas deben estar bien explicadas y hay que escribir con justicia y honestidad.
Para entender este tema, es esencial conocer la teoría que expondré a continuación. Es una de los pilares sobre los que se asienta el pensamiento comunista. Para explicarla, usaré un ejemplo de una conversación real en redes sociales (en Twitter, en este caso). Como yo participo en la conversación, alguno pensará que todo esto es de un egocentrismo insoportable. Imaginen que lo siguientes párrafos no los he escrito yo. Cuando consideren que puedo volver a ser yo el que escribe sin parecer muy creído, hagan como si nada hubiera ocurrido.
Gaspar Llamazares, actual diputado en Asturias y ex coordinador general de Izquierda Unida, el nueve de enero de 2015 preguntaba al mundo qué tenía que ver su ideología con su patrimonio. Otro señor, un tal Del Álamo, un pobre ignorante, le decía que predicar el reparto de la riqueza y luego dedicarse a acumular patrimonio (en vez de repartirlo) no parecía ejemplar ni coherente.
El señor Llamazares, mucho más culto y preparado que el otro individuo (un faltón y un cualquiera), contestaba con elegancia que él no tenía problema en repartir su riqueza, pero que se ponía "a la cola". Pero el tipo raro, el tal Del Álamo, no se quedó contento. Fíjense en su apellido, con ese repugnante "del" delante, que ya denota una posible pertenencia a la aristocracia más pija y ridícula.
El individuo indeseable increpaba al señor Llamazares diciéndole que lo normal es que fuera él quien se pusiera primero en la cola para dar ejemplo de la ideología que predica. ¡Pero qué tipejo tan sinvergüenza! Por el contrario, Llamazares, con una altura de miras espectacular, respondía con una lógica aplastante: "Primero los patrimonios de los miles de millones, luego de cientos, a continuación millones y finalmente me tocará a mí".
Qué lección de saber estar, de modales y de matemáticas. Pues claro, primero que paguen los ricos y luego, cuando le toque, ya pagará el señor Gaspar (que en 2011 declaraba tener 300.000 euros en cuentas, depósitos y fondos, además de ser copropietario de una vivienda y que en su última declaración publicaba que su saldo bancario se había reducido a la mitad y, a cambio, su número de pisos se había multiplicado por dos).
Lo que expone el señor Llamazares es una situación lógica, equivalente a alguien que dice ser vegetariano pero que come carne mientras espera a que todos los demás ciudadanos sean vegetarianos. Actitud coherente y nutritiva, amigos. El caso es que el señor Del Álamo, probablemente un millonario sin escrúpulos, terminaba aquella infecta conversación preguntando a Llamazares si tenía que esperar a los demás para dar ejemplo y ser coherente. La cosa quedó ahí.
Bien, ahora ustedes conocen una de las teorías económicas que han convertido en potencias mundiales a países como Corea del Norte o Camboya. Camboya ahora es una monarquía. ¿A que no lo sabían? No saben nada.
Bien. Esta ha sido (resumida) buena parte de la esencia de la ideología comunista, imprescindible para entender lo que la gente suele llamar "contradicciones" o falta de coherencia. Coherencia no es actuar conforme a tu ideología o a lo que predicas. Coherencia es decir siempre las mismas merluzadas mientras luego haces lo que te da la gana.
Hace unas semanas hablábamos del caso Espinar y hacíamos una encendida defensa de su actuación como efímero propietario de una casa protegida. Espinar, precoz especulador inmobiliario, como saben, es hijo de un ex alcalde de Leganés, ex presidente de la Asamblea de Madrid, ex consejero de Cultura y de Hacienda (en periodos diferentes, claro) de la Comunidad de Madrid y ex consejero de Caja Madrid con tarjeta black. El senador podemita no ha conocido la dificultad ni como palabra. Pero ahora que ustedes han entendido la teoría explicada por Llamazares, saben que no hay que mezclar coherencia con comunismo o anticapitalismo, porque no tienen nada que ver.
Esta semana varios concejales de Ahora Madrid apoyaron las protestas contra el desalojo de un edificio ocupado por Patio Maravillas. Una de ellas, era Montserrat Galcerán, dueña, total o parcialmente, de hasta nueve inmuebles. Galcerán, indignada por el desalojo, aseguraba que "no es correcto que se desaloje a la gente de esa manera, desafiando incluso las normas existentes".
Correcto. Desde luego, sería menos destacable que se desafiaran normas no existentes, o existentes es universos alternativos. Alguno apuntaba la posibilidad de cierta incoherencia en esta concejal. Por ejemplo, la muy sibilina Cristina Cifuentes (de PPSOEC´s, entiendan) aprovechó este asunto para recomendar a Galcerán que "ofrezca a los okupas sus nueve inmuebles". "La okupación es una actividad ilegal", remarcó la presidenta madrileña.
Eso es un debate menor que apenas busca embarrar. Miren, con la porción tan alta que Galcerán posee del mercado inmobiliario español, tiene mala suerte de que no sea una de sus propiedades la que pretende ser ocupada. Todos sabemos que la concejal de Ahora Madrid también apoyaría a los okupas si pretendieran invadir uno de sus pisos.
Pero estamos hablando sin saber. ¿Tiene la culpa la señora Galcerán de que sus viviendas no interesen a los okupas? Yo creo que no. ¿Qué hay de contradictorio en defender la ocupación o criticar la especulación inmobiliaria mientras acumulas viviendas como si no hubiera un mañana? ¿Tiene la culpa esta señora de tener nueve viviendas en propiedad?
Miren, algunas las ha heredado. ¿Qué va a hacer? ¿Regalárselas a Espinar para que monte una inmobiliaria? Además, no sabemos si la señora Galcerán las necesita todas para sus labores. Algunos, que hablan sin saber, han asegurado que esta buena señora no puede vivir en las nueve, como si no pudiera estar en todas al mismo tiempo o algo así. ¿Qué sabrán? Se meten en la vida de los demás con total desconocimiento y sin comprobar un posible don de la ubicuidad. También se ha criticado que posea 60.000 euros en acciones de empresas del malvado Ibex y que conduzca un Lexus. No es el coche más proletario del mundo, pero es que algunos quieren que esta gente vaya en burro o hasta en metro. ¡Basta!
La honorable alcaldesa Manuela Carmena ha zanjado el asunto con una gran verdad: "Creo que el que una persona tenga un determinado patrimonio nada tiene que ver con su planteamiento ideológico". ¡Zasca! En toda la cara a la derechona rancia. Es que vamos a ver, ¿qué contradicción hay entre promulgar el reparto de la riqueza y acumular toda la que puedas?
Carmena ha resuelto de un plumazo un problema que arrastraba el socialismo, en sus diferentes formas, desde su nacimiento mismo y que Llamazares ya había casi resuelto. Que Stalin, Castro, Kim Jong-un o Maduro sean o hayan sido enormemente ricos, no supone ninguna contradicción. Cuando Chávez defendió que "ser rico es malo, es inhumano. Así lo digo y condeno a los ricos" mientras su familia estaba (y está) forrada, nada tenía que ver "con su planteamiento ideológico".
Que no digo yo que la concejal de Ahora Madrid tenga tanto dinero como Maduro, ¿eh? Ni siquiera tanto como Carmena, que posee 380.000 euros en acciones de distintas sociedades. Es la loba de Wall Street del partido. Esto no constituye ninguna contradicción con el anticapitalismo de la formación o con sus repetidas críticas a los mercados y las grandes empresas. Además, Carmena no tiene acciones para especular o ganar dinero, sino por tenerlas, por poder contarlo, por participar. Carmena declara, además, cuatro propiedades inmobiliarias sin okupar.
El caso Monedero
Dejando atrás a las grandes inversoras madrileñas, quería recordar el caso Monedero. Un señor humilde en lo económico y en lo personal, a pesar de su impresionante prestigio. El que fuera primer y último secretario de Proceso Constituyente de Podemos cobró 425.000 euros por teóricamente asesorar a Venezuela, algo que le alejó del pueblo llano. Llovieron críticas a pesar de hacer lo antes que pudo una declaración complementaria para pagar todos los impuestos que pudo.
En aquella ocasión también se habló con malicia. Posiblemente el profesor podemita se ofreció a hacer el trabajo gratis para así ayudar a Venezuela, un país en serias dificultades económicas. ¿Sabemos si no fue Maduro el que se puso pesadísimo para pagar al reputadísimo profesor una pequeña parte de lo que por su caché le correspondía? Además, miren, Monedero podría haberse comprado tres Porsche, dos Ferrari o un piso en el barrio de Salamanca. Lejos de eso, dedicó su dinero a una obra social como La Tuerka.
Puede que, al enterarse, Maduro llamara para animar a Juan Carlos a que se diera un capricho. Pero estoy convencido de que Monedero no se compró nada para él, ni una batamanta. Aparte del dinero ganado con el sudor de su frente, el profesor declaró tener dos viviendas, una en Madrid y otra en Segovia. Esta última es una nueva demostración de su humildad: le costó 3.586 euros según su declaración de bienes. Imaginen cómo será. Sí, la compró en 1988, pero es igual, tiene que ser un ejemplo de modestia y sencillez, casi una chabola (tal vez una letrina) y muy lejos de los lujos que el cotizadísimo asesor podría permitirse.
Carolina Bescansa también sabe lo que es sufrir desde la clase alta. En el día de la apertura de las Cortes, advirtió a la reina Letizia de que si llevaba a sus hijas al Congreso, recibiría "una campaña de insultos y descalificaciones sin límite". Es llamativo que aunque en el acto participara también el Rey (obviamente), Bescansa diera por hecho que era la madre la que llevaba a las hijas. Micromachismos aparte, Carolina se siente identificada con la monarquía. Así lo demuestran sus declaraciones tras comprobar que nadie había criticado la presencia de las infantas en el Congreso:
"Tras el linchamiento hacia mí, hoy no han dicho nada por la presencia de niñas en el hemiciclo" @Cbescansa#AperturaCortesMVT
Sabe que las infantas son representación institucional, pero Carolina viene de una familia potentada y hecha a sí misma que merece también un respeto. Los Bescansa son una dinastía que levantó un imperio farmacéutico a base de desatascar gallegos y todo tipo de estreñidos españoles con sus conocidos laxantes. También solucionaban (y solucionan) otro tipo de problemas con sus ungüentos y pócimas milenarias.
Además de este emporio, uno de los tíos de Carolina es fundador de la multinacional Televés. Los Bescansa, una familia que ha hecho honor a la mano invisible de Adam Smith, al capitalismo y al sueño gallego. La profesora podemita tuvo una vida llena de merecidos lujos, colegios de pago, pazos a los que ir en verano a pazear (¿?) y estudios en Estados Unidos. Una persona preocupada por su educación y su tiempo libre, de clase alta, pero que a pesar de ello no ha dudado en poner su talento al servicio de la gente sin pazos.
Hay muchos más casos de podemitas que han vivido bien toda su vida, como Errejón, cuyo padre ha ido pasando de puesto relevante en puesto relevante por distintos departamentos de la Administración. Siempre bien pagado, a veces con sobresueldo (complemento específico). Actualmente ocupa el cargo de (cojan aire) director de la división de Políticas Ambientales en el departamento de Evaluación de la agencia estatal de Evaluación y Calidad, adscrita al Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas (la burocracia es agotadora). Íñigo no tiene un enorme patrimonio, pero es un inversor, no comparable con la broker Carmena, pero todo es empezar.
Algo parecido le ocurre a Iglesias, hijo de alto funcionario del Estado, Inspector de Trabajo y Delegado del Ministerio de Trabajo en varias provincias. Su madre, abogada de CCOO. El líder podemita, con unos ingresos más que notables en los últimos años, ocupaba una vivienda de protección oficial (que tal vez debería ocupar alguien que la necesitara) pudiendo vivir en un buen piso de un buen barrio.
Otro Pablo, Bustinduy, diputado y portavoz de Exteriores de Podemos, será posiblemente ministro de Exteriores cuando la gente alcance el poder. Así seguiría la gloriosa estela que dejó su madre, Ángeles Amador, que fue ministra de Sanidad entre 1993 y 1996. Luego fue diputada hasta 2002. No contenta con ello, acabó en el Consejo de Administración de Red Eléctrica de España en 2005. El sector eléctrico, destino natural de no pocos ministros. En este puesto ganó 175.000 euros en 2014. Calculen lo que ha podido ganar desde que abrió lo que los podemitas llamarían su "puerta giratoria".
No olvidemos a Tania Sánchez, otra que supo sacar rendimiento a su vivienda de protección oficial. Tania ocupó cargos en el Ayuntamiento de Rivas desde los 24 años y llegó a ser concejala de Cultura a los 28, cuando tenía ya una notable trayectoria en este campo (en el de los cargos públicos, no en el de la cultura). Luego dio un salto a la Asamblea de Madrid, casi se cargó a Izquierda Unida en la capital y prometió no ir a Podemos y punto.
Hoy accidentalmente (y seguramente en contra de su voluntad) es diputada de Podemos. Su acceso a la política nada tuvo que ver con que su padre llevara ocupando cargos en el gobierno de Rivas desde 1999. Del hermano de Tania y los contratos adjudicados por el ayuntamiento a su empresa no tenemos nada que añadir, pues Tania no tenía obligación de conocer en qué trabajaba su hermano (si es que conocía al hermano). Sí, una familia agarrada a la teta de lo público toda la vida, exprimiendo bien cada oportunidad para tener una vida acomodada. ¿Y qué? A cambio han dejado una Rivas preciosa.
La andaluza Teresa Rodríguez tampoco entró en política porque conociera la pobreza de primera mano. De cultura y preparación más que demostradas, posee una vivienda y cobraba más de 30.000 euros como profesora de Secundaria en 2013. Debí prepararme para ese trabajo.
Quería terminar con el más adinerado de los podemitas. Un ídolo. Jorge Lago, de 40 años, forma parte del Consejo Ciudadano de Podemos y es director del podemita Instituto 25M. Se encarga del área de Cultura y Formación y con un poco de suerte y si el bipartidismo en descomposición dobla la rodilla definitivamente, será ministro de Cultura. Es mi apuesta.
Hace un año poseía 840.000 euros en dos cuentas bancarias y participación en trece bienes patrimoniales: pisos, oficinas, plazas de garaje… Por ejemplo, en 2013 ganó 22.890 euros procedentes de intereses de activos financieros. Es decir, si quisiera, este hombre podría vivir sin trabajar y de las rentas. Y aún así, Lago se entrega a la noble causa del podemismo. Un tipo ejemplar.
Además, es importante que un encargado de cultura tenga mucho dinero para poder permitirse ir a la ópera y al teatro o comprar buenas obras de arte. Así es como mejora su preparación. Y el teatro y el cine, cuyo precio se ha disparado medio euro por culpa del IVA de la extrema derecha, están carísimos.
Me dicen que termine, que basta de defender a Podemos. Los jefes tienen miedo y se nota. Todos sabemos que es muy feo especular con la vivienda, intentar ganar dinero en la bolsa y acumular riqueza mientras otros tienen menos. Pero la culpa es del entorno. El capitalismo nos empuja al egoísmo y a la acumulación, potencia nuestros más bajos instintos como seres humanos y nos saca del camino correcto.
Hemos visto aquí auténticos dramas humanos, personas podridas de dinero que han tenido la mala suerte de nacer en familias en las que no han conocido las dificultades ni leyendo ‘Los Miserables’. ¿Eso quiere decir que irrefutablemente deben renunciar a la incoherencia, si es que la hubiere? Yo creo que no. Fíjense si son buena gente que, pudiendo olvidarse de su ideología absurda, prefieren mantenerse en la contradicción de proclamar el reparto de la riqueza. Y, pudiendo renunciar a su acumulación de riqueza, prefieren no hacerlo. Bondad bidireccional.
La moraleja de todo esto es clara: vive como tú quieras y deja que los demás vivan como tú quieras también. Y, sobre todo, haz lo que yo diga, no lo que yo haga.
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