miércoles, 30 de noviembre de 2016

Una guerra “nuclear” contra el efectivo

Carlos Montero se hace eco del artículo de Inteligencia Artificial Global, en el que analizan la tendencia global de destrucción del efectivo, que forma parte de una tendencia mucho más grave y peligrosa. 

Interesante artículo de nuestros amigos de Inteligencia Artificial Global en el que analizan una tendencia global de destrucción del efectivo. Veamos: Hemos dado seguimiento a la ‘guerra’ global que hay contra el uso de dinero en efectivo, y que forma una parte de una todavía más grande y peligrosa: la que libran contra nuestra libertad individual. Los gobernantes del mundo no sólo no se conforman con robarnos a través de impuestos, sino que nos obligan a usar su dinero para todas las transacciones.
La cosa no para ahí. Bajo el pretexto del combate a la corrupción, la evasión fiscal y el blanqueo de capitales, ese dinero de papel ya también ha comenzado a ser limitado y hasta prohibido, con la intención de que todas las operaciones se realicen de manera electrónica. El problema con eso es que la privacidad y la presunción de inocencia –derechos de toda persona-, quedan por completo anulados. Si tienes ‘mucho’ efectivo según ellos, eres de hecho un delincuente.
El gobierno quiere ser ese ‘gran hermano’ que todo lo ve, que sabe qué comemos, qué ropa compramos, qué libros leemos y sobre todo, cuánto ganamos y poseemos para encajarnos el diente. Nos confiscan así con la ley en la mano nuestra propiedad privada.
En determinados países ese dinero que nos roba el gobierno suele terminar en cuentas de políticos corruptos y en una serie de servicios ineficientes, de mala calidad y que muchas veces no pedimos o necesitamos. El derroche del dinero público es más una regla que una excepción en la actualidad.
Para las autoridades siempre será más conveniente y fácil exprimir a los ciudadanos que garantizarles su libertad, su seguridad y la propiedad de sus bienes.
La novedad es que esta ‘guerra’ global contra el efectivo ha alcanzado proporciones ‘nucleares’, y el primer ministro de India, Narendra Modi, ha tomado el liderato.
El pasado 8 de noviembre su gobierno anunció que los billetes de 500 y 1 mil rupias dejaban de ser moneda de curso legal. Se le pidió a los indios que depositaran o cambiaran sus viejos billetes en bancos y que tendrían para hacerlo hasta el 30 de diciembre. Se emitirán nuevos billetes de 500 y de 2 mil rupias, pero la complicación es que la diferencia de tamaños obliga a que los cajeros automáticos tengan que ser reajustados, lo que tomará meses.
Las imágenes de largas filas y tumultos a las puertas de sucursales bancarias indias, son impresionantes.
Cerca del 90 por ciento de su divisa en circulación está en esos billetes ahora prohibidos, y casi el 98 por ciento de las transacciones de los consumidores se hacen en efectivo. Modi ha creado un verdadero desastre que, como suele ocurrir, afecta a los más pobres. En comunidades rurales reportan el resurgimiento del trueque como medida desesperada de intercambio.
Modi ha dicho que estas afectaciones son temporales, pero lo cierto es que millones de indios no tienen todavía cuenta bancaria, y se estima que unos 300 millones no tienen siquiera identificación oficial.
Lo que está pasando en India es histórico. Esta ‘guerra nuclear’ contra el efectivo va a sentar precedente y ejemplo para otros países, y nos recuerda que –con su monopolio de la emisión de dinero-, el Estado tiene un poder extraordinario sobre nuestras vidas con el que tenemos que acabar.
Hay que quitarle poder a los políticos para empoderar a la gente, no al revés. Mientras ellos tengan el control de la emisión de moneda la corromperán en su beneficio. No puede hacerse a un lado –como ellos quieren- el proceso histórico de discriminación monetaria que ha culminado siempre con la coronación del oro y la plata como el dinero por excelencia.
A propósito, India es el país que tiene más oro en manos de la gente que ningún otro, y con el anuncio de Modi, la desesperación por hacerse del metal precioso es aún mayor. Hugo Salinas Price afirma que “si un país está listo para el patrón oro, es India”. Ese, el sabio camino milenario del oro de aquella cultura es el que debe seguirse, no la estupidez de su primer ministro.

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