miércoles, 23 de noviembre de 2016

La muerte del TPP y el TTIP nos pasará factura

Daniel Lacalle sobre la factura y efectos negativos que supone la muerte de los tratados comerciales TPP y TTIP. 
Artículo de El Español:
“I´m a troubleman” Marvin Gaye
La defunción del Tratado Transpacífico anunciada por Trump se certificó esta semana a la vez que se volvía a sentir el miedo a un nuevo maremoto en Japón. Casi como una metáfora, el espectro de una fuerte ralentización global vuelve a sentirse en el mundo.
Según las estimaciones de varios bancos de inversión, el fin del TPP puede restar hasta un 0,8% del crecimiento global en 2017 si no se sustituye con otros tratados bilaterales que lo compensen.
Las cifras son muy relevantes. El tratado de libre comercio entre EEUU, Japón y otras 10 naciones, conocido como TPP, abarcaba a un 40% de la economía mundial y una zona económica con 650 millones de habitantes. Un potencial enorme de crecimiento perdido para unas economías que suponen más de 20 billones (trillones EEUU) de dólares de PIB. Se estimaba un probable efecto positivo de un 2% al 3% del PIB y un aumento de la renta per cápita de casi un 5% (hasta un 10% en Brunei, México, Perú o Vietnam).
Ese impacto negativo, por supuesto, podría mitigarse con un esfuerzo global de mejorar el comercio internacional, pero la tendencia es la contraria (vean nuestro vídeo aquí)
Ante el aumento del proteccionismo, los más perjudicados son los países más pobres. Pierden inversión, y además mejora de calidad de vida porque siempre son los más beneficiados por los grandes tratados. Pero además, sufren por lo que se llama la “parada en seco”.
Estos países pierden una importante fuente de entrada de divisas y, además, sufren por la salida de capitales. Como, además, han invertido en el pasado con financiación de divisas y deuda a corto plazo para proyectos a largo, no sorprende que se hayan desplomado las divisas ante el anuncio de que algunos de estos acuerdos pueden ser revocados.
El impacto en Europa de la muerte del TTIP no es menor. Ningún esfuerzo interior puede suplir el impacto en la aportación exterior al PIB de la caída del comercio. Recordemos que la UE ha ido gradualmente reduciendo sus desequilibrios vía exportaciones. La media de estimaciones de pérdida de PIB potencial en Europa es del 0,5%. En una UE anquilosada y estancada no es poco.
Pensar que el impacto de estas eliminaciones de tratados globales se va a cubrir con políticas de estímulo de demanda interna es simplemente delirar. El Plan Juncker y los estímulos de 2009 han demostrado que el impacto es prácticamente inexistente.
Asumir que se van a llevar a cabo acuerdos con China que suplan estos tratados también es ciencia ficción. Primero porque China ya sufre un proceso de ralentización que va deteriorándose a ojos vista. China ha acumulado más deuda en estos últimos doce meses en una cantidad superior a la UE, Japón y EEUU juntos, y la caída en exportaciones e importaciones sigue siendo relevante, atendiendo a los datos de octubre.
Pero es que no podemos olvidar que uno de los primeros en aumentar medidas proteccionistas en los últimos ocho años ha sido China. El cuarto país en incremento de medidas contra el comercio.
Por lo tanto, debemos prestar mucha atención. De momento el modelo exportador español no corre peligro. En los diez primeros meses de 2016 nuestras exportaciones siguen creciendo, mientras las de nuestros principales competidores, caen. Y hemos alcanzado una cifra récord con nuestros mayores socios comerciales en recesión (Brasil) o estancamiento (Francia). Pero vamos a tener que fortalecer la posición exportadora española en esta legislatura y para ello se necesita una política activa y decidida, que apoye a los exportadores en el proceso de crédito, de análisis de mercado, de apoyo legislativo y con incentivos fiscales.
Que, a España, de momento, estas malas noticias no le afecten como a otros, no debe ser razón para relajarse e ignorarlo. El mayor peligro para la recuperación es ignorar lo que ocurre en el mundo. O intentar suplirlo con mayores desequilibrios internos.

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