miércoles, 10 de octubre de 2018

Las categorías infantiles del fútbol gallego optan por eliminar los goles de sus resultados

El "buenismo" abarca ya todo, y desgraciadamente trae consecuencias. Las intenciones pueden ser buenas, lógicamente, pero las consecuencias no, y ya lo vemos en la sociedad actual. 
El igualitarismo, el sobreproteccionismo trae sociedades infantilizadas, despóticas, victimistas, dependientes y frustradas. 
Medidas como éstas impiden a los niños (y en ciertas edades, desde luego, ya no son tan niños) aprender y gestionar la frustración, lo que les hace llegar a adultos sin un aprendizaje esencial para gestionar la vida real, lo que les hace intolerantes, el querer todo y ahora, el no tener ambiciones honestas (basadas en el esfuerzo, la pretensión de mejora de manera introspectiva), y en todo caso generando ambiciones (no erradicable pues es consustancial al ser humano) de lo ajeno, no por mis medios, sino a costa de terceros; el exigir derechos y ninguna obligación, el que se lo den todo hecho, el no saber aceptar ninguna situación adversa, el victimizarse ante cualquier cosa negativa que les afecte (la culpa siempre es de otro, y nunca mía), el no valorar la importancia del esfuerzo, la autosuperación, del ver lo negativo como una motivación para la mejora. 
Creen que en la vida está todo dado, y se lo merecen todo porque ellos "lo valen", promoviendo valores muy contraproducentes y desde luego exigencias políticas destructivas y populistas. 
Es la cultura de la mediocridad, donde luego uno se queja de sus consecuencias. Y es precisamente a esas edades cuando más importante es trabajar y gestionar la ofuscación, la frustración, la tolerancia al fracaso, normalizar la derrota (no se acaba el mundo y siempre hay más y nuevas oportunidades y capacidad de mejora) igual que la victoria...
Hay una fobia a la competitividad (tan mal entendida...). Y es que la competitividad no está en absoluto reñida con la cooperación y la socialización (tampoco en la economía, aunque haya tanta ingenuidad e ignorancia al respecto). Y más aún en cuestiones de equipo. 
Si alguien en el deporte no sabe encajar un resultado adverso o muy adverso, el problema radica no en el deporte en sí, sino en dicha persona y precisamente en sus educadores o cercanos (imbuidos probablemente por los mismos defectos descritos arriba). Flaco favor se hace eludiendo su solución haciendo como que no existe, pues las consecuencias en el futuro son muchísimo peores. 
Héctor Llanos se hace eco en el siguiente artículo. 

Artículo de El País: 
Un partido de infantiles. EL PAÍSUn partido de infantiles. EL PAÍS
"Lo único que importa del resultado de un partido con niños es si han ganado, empatado o perdido. ¿Qué importa cuántos goles se han marcado?", se pregunta Carlos Mouriz, director deportivo del Racing Club Ferrol. A partir de esta temporada, el club gallego no muestra el marcador de los partidos en categorías con jugadores menores de 12 años. Solo aparecerá el 1, X, 2 típico de las quinielas.
"En el fútbol base, lo que tienen que hacer los jugadores es disfrutar, jugar y aprender valores", comenta Mouriz a Verne por teléfono. Por eso las categorías alevín, benjamín y prebenjamín no dan el dato exacto, ya que en ellas se suelen darse resultados muy abultados.
Aunque el Racing Club Ferrol lleva varios partidos adoptando esta medida, su gesto no ha trascendido hasta que han empezado a compartir los datos en sus redes sociales.

No es el único club gallego que lo hace, después de que la temporada pasada la Real Federación Gallega de Fútbol (RFGF) propusiera a los equipos eliminar los marcadores, aunque no se trata de una imposición.

"Un problema social"
"Cada semana contactaban con nosotros padres y madres pidiendo que corrigiéramos los datos en nuestra web, porque se había publicado que su hijo había marcado cinco goles en vez de seis. Hay un problema social en el fútbol base, pero está entre los padres y no entre los jugadores", comentan a Verne desde la RFGF.
En febrero de 2017, un juzgado de Zaragoza imputó a dos padres que injuriaron y amenazaron al árbitro en un partido de alevines.
El director deportivo del Racing Club Ferrol considera que "no se trata de sobreproteger a los niños, sino de educar en los valores deportivos en vez de en la competitividad, que no es fundamental con esas edades".
El resultado de un partido de alevines en Canarias, con el que se difundió la victoria de un equipo por 47 goles a 0, generó a finales de 2017 un debate centrado en el valor formativo del fútbol base. Felipe Rodríguez, exjugador de ruby y entrenador, planteaba entonces que el fútbol imitara a otros deportes que ya tomaban medidas en categorías infantiles, como el rugby, el baloncesto o el balonmano.
"A esas edades, la diferencia de un año entre unos niños y otros puede ser muy grande y así es como se dan esas goleadas", explica Mouriz. "También hay un abismo entre un equipo que es la cantera infantil de un club grande y otro equipo que es de barrio y al que le cuesta mucho encontrar a niños para su plantilla. Es cuestión de cada entrenador inculcar a sus jugadores si tienen que dejar de apretar una vez que hayan marcado goles suficientes para ganar".
El debate no es nuevo. El discurso para no humillar al rival del entrenador de los benjamines del conjunto valenciano C.F. Ayelo fue muy aplaudido en la redes sociales en 2015.
Acabo de ver entrar a los niños contra los que vais a jugar hoy, y son más pequeños que vosotros. Son de primer año y no debieran competir con vosotros en esta categoría. Están goleándolos cada semana y querría que os pusierais en su lugar. No quiero que celebréis ningún gol, no los presionéis en su campo, dejadlos que jueguen un poco y que puedan disfrutar de jugar al fútbol. Vamos a ser respetuosos con ellos”.

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