Elena Berberena se hace eco y entrevista a varias españolas que han alzado su voz contra el movimiento #Metoo y que "no tienen miedo a que las feministas las ataquen por no estar de acuerdo con su ideología de género y sus exigencias legislativas".
Artículo de Libre Mercado:
Huelga feminista, 8 de Marzo en Madrid | David Alonso Rincón
En España el movimiento feminista viral #MeToo ha tenido una gran repercusión a nivel social y político. Un año después de que naciera en Estados Unidos, a través de las redes sociales, como método de denuncia de acoso y agresiones sexuales a mujeres, nuestro país ha sido uno de los más implicados en apuntarse a la nueva ola feminista con sello americano.
Varios acontecimientos mediáticos han reivindicado el neofeminismo estadounidense en nuestro país. Recordemos el pasado 8 de Marzo: el #Metoo ibérico batió récord en una manifestación multitudinaria. Sin embargo, los carteles que portaban las protagonistas en el Paseo de la Castellana tenían un denominador común, pues declaraban al varón culpable de casi todos los males de la mujer. El hombre es el "enemigo" y la mujer su "víctima" perpetua.
Esto se ha traducido en leyes supremacistas basadas en el delito de autor, propio de una legislación medieval donde se condena doblemente a una persona en base a su identidad y no al hecho delictivo cometido. La ley de Violencia de Género es descrita como una "ley inmoral, injusta y contra los derechos humanos" por jueces como el magistrado Francisco Serrano, quien ha dado la voz de alarma por los cientos de inocentes entre rejas.
Las leyes con respecto al divorcio o la custodia compartida que siguen beneficiando a la mujer per se tampoco parecen saciar el apetito de las voraces feministas. Pero también hay españolas que han alzado su voz contra el #Metoo. No tienen miedo a que las feministas las ataquen por no estar de acuerdo con su ideología de género y sus exigencias legislativas. Libre Mercado ha charlado con ellas sobre las consecuencias del #Yotambién en España.
"El #Metoo daña a las personas"
Leyre Khyal, es antropóloga, sexóloga, coach y azote de las feministas en las redes. Khyal compara el movimiento #MeToo americano con el #YoSiTeCreo y las masivas manifestaciones que surgieron a raíz del caso de La Manada. "El #YoSiTeCreo es el la versión de #MeToo en España. "A las feministas les dio por ese caso como podría haberle dado por otro. La cuestión es que su relato siempre es inquebrantable y su verdad incuestionable. Es la nueva hegemonía", reflexiona la experta en antropología.
Otra mujer que se rebela contra la visión de las protagonistas del #MeToo, es Cuca Casado. Esta enfermera y escritora hace hincapié en las nefastas consecuencias que este tipo de campañas tienen en la sociedad. "El #MeToo cae en el error de generalizar y se ha convertido en un movimiento dañino para las personas. Es cierto que muestra una violencia como es la sexual y sus formas, pero es una violencia que puede perpetrar tanto hombres como mujeres y, sin embargo, sólo inciden en las situaciones en las que la mujer es víctima. De este modo, perpetúan el sexismo e invisibilizan otras realidades igual de complejas". Casado señala cómo han socavado la presunción de inocencia del hombre: "Se somete a escarnio social al hombre señalado, vulnerando un derecho fundamental como es la presunción de inocencia".
Al igual que Khyal, Casado opina que en España el movimiento de las feministas de nuevo cuño, "ha tenido los mismos efectos perniciosos, dañando la reputación y la imagen de personas y sometiendo a juicios sociales. No importa la verdad, la realidad, lo certero. Importa la audiencia y todo vale para generarla", explica.
Asimismo, el hecho de santificar a la mujer y criminalizar a los varones, sólo por el hecho de serlo, está dando paso a una neoinquisición bajo la pancarta del buenismo feminista. Algo que, en opinión de la empresaria Marina de la Torre Clemente, "no ayuda en absoluto a las féminas". De la Torre asevera que son las neofeministas las que cosifican a las chicas. "Cuando le quitamos a una mujer su poder de hacer el mal, la estamos deshumanizando. Las feministas son las que cosifican a la mujer, porque las convierten en algo irreal. El ser humano es violento. La mujer es violenta también. No podemos llamarlo a todo terrorismo machista porque estaríamos dejando fuera a otras formas de violencia con sus víctimas", comenta.
Ley de Violencia Sexual social-podemita
Socialistas y podemitas acaban de pactar la Ley de Violencia Sexual. El deseo de ambos partidos de izquierdas pasaría por una reforma del Código Penal con el objetivo de garantizar que, si una mujer no dice que sí explícitamente, todo lo demás es no. "Con ello la falta de consentimiento expreso de la víctima se convierte en clave nuclear en los delitos sexuales", concluye uno de los párrafos del acuerdo alcanzado.
En la misma línea, la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, ha expresado su máximo deseo de imponer cuotas a las empresas para que contraten el mismo número de mujeres que de hombres en puestos directivos. A este respecto, De la Torre califica este tipo de medidas gubernamentales como acciones contraproducentes para las propias trabajadoras. "Este feminismo quiere ayudar a las mujeres poniendo cuotas. A la larga eso creará muchas inseguridades a las mujeres. El feminismo hegemónico no respeta nuestras decisiones libres. Si una mujer quiere adoptar un rol tradicional, de ama de casa, típicamente femenino, esas feministas no son nadie para meterse en la vida de esa mujer ni con su cuerpo. Si quieren trabajar como bailarina erótica no es asunto de nadie", señala esta profesional en administración y gestión empresas.
"Si queremos acabar con el machismo hay que acabar con la victimización de la mujer y trabajar al lado de los hombres, con ellos. Las mujeres necesitan referentes como Alicia Carsoy, o mujeres pilotos que quieren competir en el mismo nivel que los hombres, o como la campeona de ajedrez que se negó a ponerse el hiyab en Irán. La mujer no necesita referentes como Irantzu Varela, quien proyecta todos sus traumas en la sociedad perpetuando una guerra de sexos que sólo empeora la situación", denuncia.
Sobre este asunto, también arroja luz Cuca Casado: "Considero que es una herramienta más para obtener votos y réditos varios y poco les preocupa la problemática en torno a la violencia sexual. Ya tenemos un Código Penal que contempla como agresiones sexuales todo lo que no tenga consentimiento. Ahora bien, también creo que necesita una reforma a la hora de tipificar el delito. Pero tipificar en torno a la falta explícita del consentimiento es un error que, nuevamente, demoniza al hombre y revictimiza a la mujer.
La diplomada recalca que "mientras se siga exigiendo a quien no dijo no, se enfatiza la idea de que la sexualidad masculina siempre es más arrolladora que la femenina. Además, se ocultan otras posibilidades como es que una persona no sepa decir sí o no por el miedo al juicio moral. Es lo que se obtiene al consensuar en torno a un sí o a un no, que se ocultan otras formas de (no) decir las cosas. Y si no, pregúntense qué es peor ¿practicar un coito forzado o no practicarlo por miedo a ser juzgado? En lugar de poner énfasis en los problemas que acarrea el consumo de alcohol y drogas o en aprender a decir y recibir un no, se opta por la nueva campaña del sólo sí es sí".
Feministas, enemigas de la belleza
Otra de las guerras abiertamente declaradas por las feministas es la de la belleza. Cambios en el tallaje de la ropa por parte de Inditex o tiendas como Primark, la defensa de la gordura en las pasarelas de moda, la retirada de las azafatas de la Fórmula 1 o las imposiciones de no sacar chicas guapas en pantalla a los realizadores del pasado Mundial de Fútbol de Rusia, suponen parte de las pequeñas conquistas de las feministas de tercera ola. Se va dando paso a un ensalzamiento de la fealdad, por encima de lo considerado normativamente como bello.
El último episodio protagonizado por los enemigos de la belleza ha sido la prohibición del calendario de bomberos de Zaragoza. Cuerpos musculados y semidesnudos posaban en los meses del año por una buena causa, era un almanaque solidario para recaudar fondos a favor de la ONG Dona Médula Aragón. Pues bien, esto no ha sido motivo suficiente para que el Ayuntamiento liderado por al coalición ZEC, (Podemos-IU) y representado por el alcalde Pedro Santiesteve haya puesto el grito en el cielo: "Las imágenes de los bomberos municipales no son plurales porque sólo muestra hombres de cuerpos esculturales", sentenció el primer edil. ¿Política o envidia?
Casado cree que "dentro del feminismo y de la política, hay colectivos que han caído en la trampa absoluta del puritanismo religioso al censurar el valor y el uso del capital erótico por parte de mujeres y hombres. Cuando realmente puede ser todo un elemento subversivo que permite actuar en diferentes esferas y que, además, complementa a otros atributos (cultural, social, económico). Un puritanismo que busca imponer sus propios cánones y censurar los que no casen con su creencia", explica.
Khyal, en la misma línea, cuenta que "todo responde a una estrategia política. Temen a la belleza porque es otra forma de que la gente se sienta segura de sí misma". La sexóloga añade que "cuando no tienes una causa, un motivo, o una propuesta coherente y lógica, lo único que te queda es perseguir al otro; buscar la confrontación y señalar que el mal está en los otros no en ellos"
Casado añade que "es todo un gulag mental para llevar a cabo una agenda política donde miles de lobbies compiten por un trozo del pastel. Además, ha conseguido que el discurso consista en deshumanizar al otro, en convertirlo en la representación de todo lo malo, no de lo que está mal independientemente del autor".
El futuro del Me Too
Pese a todo, De La Torre, Casado y Khyal coinciden en que el #MeToo se evaporará con el paso de los años. "Estos debates ya se tuvieron en la década de los 80 y no llegaron a ninguna parte. Ya hemos pasado por todo esto, lo que pasa que como estas organizaciones no tienen ni idea de historia, vuelven a repetirla cometiendo los mismos errores", declara, por ejemplo, la antropóloga.
Casado no lo tiene tan claro, pero también confía en que las #MeToo terminarán extinguiéndose. No obstante, advierte de que probablemente en el futuro "surgirán otras campañas igual de mediáticas y contraproducentes mientras no se recupere la razón".
Y para recuperar esa razón que los justicieros sociales parecen haber perdido por momentos, Khyal propone una receta infalible:"Hay que combatir su ideología con paciencia y sentido del humor porque no dicen nada serio", concluye.
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