miércoles, 3 de octubre de 2018

Análisis de la execrable ley que pretende Calvo: obligar por ley que las mujeres ocupen puestos de liderazgo/intermedio en las empresas

El totalitarismo de género sigue su curso. Los políticos, en su cesión (y en connivencia con ellos) a los grupos de presión e interés (lobbies), no tienen reparos en agredir y erradicar la libertad de las personas a decidir libremente sus acciones (sin atentar contra los derechos naturales de nadie), en atacar y erradicar la libertad de asociación, la propiedad privada...e imponer cual dictador totalitario qué deben hacer, con quién, cómo y en qué cuantía. 


Dicen ir en defensa de las mujeres, y qué éstas valen igual que los hombres, pero sus actos demuestran justo lo contrario. No valoran a la mujer y la conciben como inferior al hombre. Están diciendo que la mujer es menos válida que el hombre, que necesita una ley obligatoria y bajo el uso de la fuerza y violencia (en caso de que se haga caso omiso) para que valga lo mismo. Es una burla a las mujeres trabajadoras que llegan arriba (y cada vez en mayor medida y número, como es lógico, pues ningún proceso, como la incorporación masiva de la mujer al trabajo laboral y a los estudios universitarios -que permite luego mejores trabajos- se hace de un día para otro) denigrándolas pues ahora ese esfuerzo no será ya considerado, pues con la ley, surge la evidente duda. Si están ahí no es porque lo valen, sino porque lo obliga la ley, equiparándolas y confundiéndolas con quien no está ahí por mérito. 

Dicen ir en defensa de la igualdad, pero es todo lo contrario. No buscan la igualdad, sino el igualitarismo, lo cual es dramático y antinatural. No buscan que las personas compitan por un puesto en igualdad de condiciones, según además sus propias predisposiciones, decisiones, requisitos...; no reconocen a los ciudadanos por la capacidad para tener los mismos derechos (igualdad) sino por obtener un resultado que elimina tal capacidad e impide el derecho ganado por trabajo-mérito-esfuerzo-predisposición...a ciertas personas (independientemente de su sexo) a acceder a un puesto. 

Dicen ir en defensa de la justicia, pero implantan la injusticia por ley. Imponen a la fuerza que quien esté en tal puesto de liderazgo o intermedio no sea quien se lo merezca, se lo gane...sino quien diga una dictatorial ley arbitraria no por ser una persona que se lo merezca, sino por ser una persona de un determinado sexo. 

Dicen estar en defensa de la libertad, pero la matan, pues imponen arbitrariamente qué tienen que hacer las empresas y las personas, a quién tienen que contratar inmiscuyéndose en lo que no les importa y en las libres decisiones de las personas que se asocian libremente con quien quieren y creen conveniente (y cuyas consecuencias en caso de equivocarse las pagan ellos). 

Dicen estar en favor de la convivencia pacífica, el respeto, pero faltan el respeto y persiguen constantemente el conflicto social, en este caso mediante la guerra de sexos, creando incentivos perversos y alentando sentimientos tales como la envidia y el odio. Ahora uno no accederá a un puesto porque no se lo merezca, por su responsabilidad propia, sino por un tercero, por una cuota, creando malestar y desconfianza y recelo ante el sexo opuesto. 

Dicen que están en contra de la discriminación, pero la institucionalizan, discriminando a la fuerza por motivos ideológicos y de sexo. No pueden contratar o poner en un sitio a quién lo valga o piensen que es el mejor o más idóneo (por múltiples variables), sino que hay que poner a alguien por que es de un determinado sexo. 

Dicen estar en contra del machismo,  pero imponen justo lo mismo de manera institucionalizada y a la fuerza, el hembrismo. El machista es el propio responsable de su machismo pagando en propias carnes (y con su dinero) si contrata a alguien que es menos válido que otro por una razón (en este caso machista). Ahora, obliga al no machista o hembrista a pagar por una decisión arbitraria de terceros que no sufren las consecuencias negativas de tal decisión (al contrario, se enriquecen y benefician por distintas vías, empobreciendo al contribuyente) y a comportarse como tales. 

Es una ley aberrante, injusta, hembrista, liberticida, discriminatoria, conflictiva que ensalza los instintos más bajos, que trata desigual a las personas (en función de su sexo) y además contraproducente también en lo económico, pues va contra la eficiencia al eliminar la búsqueda de excelencia y meritocracia (más importante cuanto más especializado es el puesto), fomentando además la igualación por abajo y la mediocridad. Y su alcance no es poco, no solo son mandos de liderazgo, también intermedios. 

Es otra muestra de la depredación de la ideología colectivista, que trata a las personas no como tales, como individuos iguales y libres, sino como colectivos, propagando la lucha incesante entre los mismos, el victimismo, la demagogia falaz (como la empleada en sus argumentos por Calvo) y la búsqueda de privilegios mediante la ley a costa de terceros, con graves consecuencias para el conjunto de la sociedad. 


Artículo de El Confidencial: 
Foto: La vicepresidenta del Gobierno y ministra de la Presidencia, Relaciones con las Cortes e Igualdad, Carmen Calvo. (EFE)
La vicepresidenta del Gobierno y ministra de Igualdad, Carmen Calvo, ha defendido este martes que la presencia de mujeres en puestos de liderazgo de las empresas no sea un asunto de "debate", sino una exigencia que vendrá plasmada en la ley de igualdad laboral que ya se ha registrado en el Congreso.
[...] ha adelantado que la nueva norma que quiere aprobar el Gobierno empezará pronto su tramitación, que podría ser por urgencia.
En la proposición de ley se establece la obligación legal de las empresas a repartir el poder de decisión con las mujeres, ha explicado Calvo, quien ha señalado que se dará un periodo transitorio para esa adaptación. [...]
La ley busca además afrontar "de manera global" los problemas de discriminación laboral y la corresponsabilidad de la vida laboral y personal. La ministra de Igualdad ha remarcado que hay que resolver el problema de la brecha en el salario y ha recordado que España está en una estadística media de discriminación salarial de las mujeres en relación a Europa, de entre el 15 y el 27 %.
[...]
"No vamos a dejar esto a los acontecimientos (...) hemos de tomar decisiones contundentes", ha señalado Calvo, quien ha abogado por abandonar, como hizo en su momento ONU Mujeres, el discurso "bueno y blando", para entrar en uno "más riguroso" [...] "Necesitamos un mundo que esté mucho más equilibrado con nuestra aportación, no porque sea mejor, sino porque es nuestra", ha concluido la ministra de Igualdad.

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