Domingo Soriano analiza y responde a los nuevos mitos (que son muy viejos realmente) de la izquierda anticapitalista al respecto de la "soberanía alimentaria" y el "comercio justo", de gran actualidad tras las manifestaciones del agricultor de Alboraya, invitado por Mónica Oltra (Compromís) o las intenciones de Ahora Madrid o Podemos.
Muestra qué se esconde detrás de todos estos sloganes/mitos (comercio justo, soberanía alimentaria, consumo de proximidad o autoconsumo) y que el resto de formaciones también compran (emplean/aceptan).
Muestra qué se esconde detrás de todos estos sloganes/mitos (comercio justo, soberanía alimentaria, consumo de proximidad o autoconsumo) y que el resto de formaciones también compran (emplean/aceptan).
Artículo de Libre Mercado:
El concejal del Ayuntamiento de Madrid Carlos Sánchez Mato no compra en Zara. Además, no le gusta Inditex y tampoco le hace mucha gracia Mercadona. Vicent Martí, agricultor de Alboraya (Valencia) invitado por Mónica Oltra a un desayuno informativo, cree que la comida que se sirve en los hospitales y escuelas valencianos es "porquería, mierda, envenenamiento de las grandes multinacionales". La alcaldesa de Madrid firmaba el pasado viernes 25 de septiembre el manifiesto #ObjetivoComercioJusto que "reivindica que las políticas agrarias y de comercio se prioricen en los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible".
El ideólogo de Podemos, Juan Carlos Monedero, denunciaba el jueves, en Las mañanas de Cuatro, durante una entrevista con el propio Martí, que "se está pactando una serie de OTAN económica, el TTIP, donde los transgénicos y los intereses de los grandes propietarios primarán sobre los pequeños y luego tendremos que importar alimentos. Recuerdo la discusión en Madrid sobre la apertura de centros comerciales. Si abren todos los centros comerciales todos los domingos, a lo mejor todos los agricultores quiebran y tenemos que importar todos los alimentos desde fuera y la soberanía alimentaria se termina". Como respuesta, el agricultor de Alboraya pedía "que desaparezcan los grandes comercios y que nosotros podamos vender en nuestros mercados sin intermediarios".
Nada de esto sueña extraño. En el programa de Ahora Madrid se incluyen, entre otras, las siguientes propuestas:
- Mostrar la oposición de Madrid a la firma del TTIP y otros tratados de libre comercio
- Favorecer comercios, servicios y espacios culturales de proximidad
- Campañas de sensibilización y formación, fomentando el autoconsumo [de energía]
- Promoción del consumo de alimentos de producción local y/o ecológica en los comedores escolares
- Impulsar las redes vecinales y grupos de consumo de distribución y promoción de productos agroecológicos y de proximidad
- Apoyar el comercio justo manteniendo y potenciando el estatus de Ciudad por el Comercio Justo [por cierto, que Ahora Madrid pide "mantener el estatus de Ciudad por el Comercio Justo" porque dicho título ya está vigente, puesto que fue solicitado por el anterior equipo municipal del PP, al que también le debía parecer un galarón por el que merecía la pena luchar]
Los anteriores son sólo algunos ejemplos. Podría haber muchos más. La extrema izquierda ya no habla de lucha de clases, comunismo o famélicas legiones. Eso suena antiguo. Ahora los mensajes se renuevan. En lo que tiene que ver con el comercio, los objetivos son "las multinacionales y la globalización" y los lemas de moda "el comercio justo, el consumo de proximidad, la soberanía alimentaria o el autoconsumo". Suena todo muy cool: ecologista, sostenible, local… Pero, ¿qué se esconde detrás de estos eslóganes? ¿Por qué las demás formaciones políticas se suman con ese entusiasmo a estas campañas? Hemos visto un ejemplo del PP, pero PSOE o Ciudadanos también compran la mercancía día sí y día también.
¿Comercio justo?
Si hablas de comercio justo es porque supones que hay uno injusto. Pero Adam Smith hace casi 250 años ya explicó que el comercio o es justo o no es comercio. Cuando dos partes se ponen de acuerdo de forma libre en un intercambio se produce el comercio. Si no es libre, no es comercio. Y si es libre, sólo se producirá ese intercambio si las dos partes creen que salen ganando. De esta forma, el comercio genera valor.
Pero no para los defensores del "comercio justo", que señalan a las multinacionales como las grandes enemigas del ciudadano de a pie y de los pequeños empresarios.
Fortune 500 o Financial Times 500 son las dos listas más conocidas sobre las multinacionales más grandes del mundo, por ingresos y por capitalización bursátil. Pueden ser una buena aproximación para saber en qué países hay más de estas grandes compañías. Si se cumple lo que dicen los defensores del comercio justo, estos lugares con muchas multinacionales deben ser los países más miserables e injustos del planeta.
Los diez países con más compañías en la lista Fortune 500 son EEUU, China, Japón, Francia, Reino Unido, Alemania, Corea del Sur, Holanda, Suiza y Canadá. Salvo China (y está en la lista porque es el país más poblado del mundo) son todos lugares prósperos y ricos. Y lo mismo puede verse en la siguiente tabla, en la que aparecen los 15 primeros países en la clasificación FT-500 según la relación número de empresas por habitante [capitalización bursátil en millones de dólares, población en millones y relación empresas/población por cada 10 millones de habitantes]:
Hong Kong, Suiza, Suecia, Singapur, EEUU, Noruega, Canadá, Dinamarca… Estos son los países con más grandes corporaciones en relación a su población.
En Occidente, sin embargo, y muy cerca de EEUU, hay un país muy diferente a los anteriores, en el que no hay multinacionales y todo el comercio cumple los requisitos de los defensores del comercio justo: intervención pública, pequeños establecimientos, cercanía productor-vendedor, etc. Es Cuba. Ésta es una imagen de un comercio en la isla caribeña en agosto de 2014… Todo muy justo.
Soberanía alimentaria
Otro mito. Comprar alimentos de fuera es malo. Según dicho postulado, la riqueza de los países se basa en la tierra y aquellos estados que importan materias primas están en manos de sus proveedores, que pueden ahogarles según su capricho. Monedero lo explicaba así, mezclando agricultura, libertad comercial e importaciones: "Si abren todos los centros comerciales todos los domingos, a lo mejor todos los agricultores quiebran y tenemos que importar todos los alimentos desde fuera y la soberanía alimentaria se termina".
Según el Banco Mundial, los países que menos proporción del PIB dedican a la agricultura (y por lo tanto, menos "soberanos" son desde el punto de vista alimentario) son:
Singapur, Hong Kong, Kuwait, Luxemburgo y Andorra
Tampoco parece que sus habitantes lo pasen muy mal. Claro, que habrá quien piense que son países pequeños y que no son representativos. Pues bien, entre los grandes, la lista la encabezan:
Reino Unido, Suiza, Bélgica, Japón y Alemania
Ninguno dedica ni un 1% de su PIB a la agricultura. Eso sí, no se conoce ningún episodio de hambruna o desabastecimiento en sus mercados. Eso no quita para que haya países ricos que produzcan millones de toneladas en alimentos, de Australia a Canadá, pasando por EEUU. Pero incluso en dichos lugares, el peso de este sector sobre el PIB rara vez supera el 3% y las importaciones de materias primas del extranjero suman muchos miles de millones de toneladas. No hay ningún país que sea soberano desde el punto de vista alimentario… afortunadamente.
En el extremo opuesto de la lista del Banco Mundial, los países con un sector agrícola más importante en relación al PIB son: Sierra Leona, República Centroafricana, Chad, Etiopía, Guinea-Bissau, Burundi.
Pero no hay que irse a África. Las siguientes imágenes son de un país que está en camino volver a esa autarquía ideal que propugna Juan Carlos Monedero. El líder de Podemos lo conoce bien, porque ha cobrado importantes facturas por hacer informes a su Gobierno. Hablamos de Venezuela. La primera es la foto de un mercado, con los estantes vacíos. La segunda es la portada de un periódico en la que se advierte a los que tienen vales para comprar comida los lunes que lo tendrán complicado. Eso sí, el ideólogo de la formación morada probablemente cree que este país es mucho más "soberano" desde el punto de vista alimentario que Singapur o Suiza.
Consumo de proximidad
El mito del consumo de proximidad apela al comercio de la esquina y al productor del pueblo de al lado. ¿Cómo va a ser malo comprarles algo? Y no es que esté mal. De hecho, incluso ahora, la gran mayoría de los intercambios comerciales en los países más avanzados se hacen en el entorno más próximo. Entre otras cosas por una cuestión de costes. Ante dos productos similares, normalmente será más barato el que se haga más cerca, puesto que no tiene que pagar transporte.
Pero la pregunta es ¿qué tiene de malo adquirir bienes del extranjero si estos son de más calidad o no se producen en nuestro entorno? Pues para algunos mucho. Por eso, Vincent pide "que desaparezcan los grandes comercios y que nosotros podamos vender en nuestros mercados sin intermediarios".
La siguiente es una lista de los países con más libertad comercial y de negocios según el Índice de Libertad Económica del Wall Street Journal y la Fundación Heritage (también se podrían buscar otros ratios como suma de exportaciones-importaciones sobre el PIB, apertura al extranjero,…):
Libertad comercial: Hong Kong, Liechtenstein, Macao, Singapur, Suiza, Noruega
Libertad para hacer negocios: Hong Kong, Dinamarca, Singapur, Nueva Zelanda, Australia
Ésta es la realidad. Los países que permiten hacer negocios con menos restricciones, que menos cortapisas ponen a las empresas (grandes y pequeñas) y que más favorecen los intercambios también son los más ricos del mundo. ¿Se imaginan un mundo sin supermercados o sin intermediarios? ¿Cuánto tiempo perdería cada familia para abastecerse de la cesta de la compra más sencilla? ¿Qué coste tendría ir buscando a cada productor para que éste nos vendiera lo que ha crecido o ha producido en sus tierras? Pues éste es el sueño económico del nuevo héroe de Cuatro y La Sexta.
Autoconsumo
El autoconsumo es la última moda. Consumir, cuanto más cerca mejor… y si puede ser hecho en casa, pues perfecto. En el programa de Ahora Madrid lo citan expresamente para la cuestión energética, pero el movimiento va más allá.
Adam Smith celebraba en La Riqueza de las Naciones la división del trabajo y la riqueza generada por la especialización. Hace 300 años, en muchas familias se fabricaba, cultivaba o producía buena parte de lo que se consumía. Una de las claves del éxito del capitalismo ha sido que nos ha hecho productores especialistas (sabemos hacer menos cosas que antes pero de más valor añadido) y consumidores generalistas (tenemos a nuestra disposición muchísimos más bienes, a un precio más reducido y de más calidad, que antes). Como dice una conocida historia: nadie en el mundo sabe cómo hacer un lápiz… y sin embargo, hay pocos productos más baratos y fáciles de adquirir.
La siguiente es la lista de los países que más dependientes desde el punto energético del mundo. Es del Banco Mundial y clasifica las economías según sus importaciones netas de energía. Si seguimos la lógica de los apóstoles del autoconsumo, deberían ser países pobres y entregados a sus proveedores, que pueden exprimirles a su antojo:
Hong Kong y Malta importan el 99% de la energía que consumen, Singapur el 98% y Luxemburgo el 97%. Entre países más ricos, Japón importa el 94%, Israel el 90% e Irlanda el 87%. La cifra para España es el 73% (por cierto, que los mismos que hablan de autoconsumo o soberanía alimentaria o energética son los que luego se oponen a las prospecciones petrolíferas en Canarias).
Todos estos países carecen de las materias primas con las que poner en marcha su industria o calentar sus hogares. Pero no sólo no son pobres ni tienen carencias, sino que están entre los lugares más prósperos y ricos del planeta.
Y si miramos más allá de la energía, el autoconsumo tampoco parece la mejor opción. Un tipo abrió hace unos meses un blog llamado How to make everything?. No es un defensor del autoconsumo. Más bien al contrario, parece que su objetivo es demostrar cuánto costaría hacer bienes habituales en cualquier caso empezando de cero (por cierto, que incluso esto tiene trampa, porque usa herramientas que no ha hecho). ¿Los resultados? Pues su última creación es un sandwich que le ha llevado 6 meses de trabajo y le ha costado 1.500 dólares. En su supermercado capitalista habrían sido 4 dólares y un par de minutos.
Pero el autoconsumo también sigue entre nosotros en pleno siglo XXI. Hay países en los que sus habitantes tienen que fabricarse casi todo lo que consumen y en los que las exportaciones del exterior apenas llegan a una pequeña minoría. El más conocido es Corea del Norte. En la siguiente foto, podemos ver unos trabajadores del país asiático, que probablemente hayan reparado sus bicicletas (al igual que los cubanos siguen reparando ellos mismos sus coches de los años 50) y no tendrán acceso a ninguno de los bienes que produce ninguna multinacional. Escuchándoles, cualquiera pensaría que para algunos de los líderes de la nueva izquierda europea y española, ésta es una imagen idílica:
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