martes, 2 de octubre de 2018

‘Antifascismo’: el oscuro origen de un burdo disfraz para el matonismo de ultraizquierda

Elentir muestra el comodín de la extrema izquierda para justificar todo tipo de violencia y actos (precisamente de tipología totalitaria, ya sea fascista o comunista) bajo el parapeto del "antifascismo", estrategia creada en su día (y con enorme éxito en todo el mundo) Stalin. 
Lo experimentado en Cataluña en estas fechas es un buen ejemplo de todo ello.

Artículo de Contando Estrelas: 
Las agresiones violentas perpetradas ayer por separatistas de ultraizquierda en Cataluña han tenido una característica común a este tipo de actos: acusar a los agredidos de “fascistas”.
Un diputado induciendo a la violencia con la excusa del ‘antifascismo’
Según algunos políticos y medios de comunicación, un matón que utiliza la violencia para imponer sus opiniones a los demás es un héroe popular si sus agresiones las comete en nombre del “antifascismo”, aunque en ellas demuestre el mismo fanatismo, la misma intolerancia y la misma agresividad que los fascistas. Ayer mismo, el diputado Gabriel Rufián, del partido ultraizquierdista y separatista ERC, ensalzaba a los agresivos contramanifestantes invocando el “antifascismo”, enuna clara muestra de inducción a la violencia:
Ésa es la palabra mágica que usa la izquierda para justificar la violencia con fines políticos, aunque sea con propósitos tan odiosos e intolerables como los de los fascistas. De hecho, ERC es un partido que ha apoyado a la dictadura comunista cubana, un régimen que lleva décadas violando los derechos humanos. Pero eso sí, los viola en nombre de antifascismo.
Llaman ‘antifascistas’ a fanáticos que agreden al que les lleva la contraria
En muchos países, la izquierda usa el “antifascismo” como coartada para justificar cualquier agresión. Para ello, se basa en un argumento tan falaz como peligroso: que contra el fascismo vale todo. Pero ¿y quién decide que tal o cual persona es fascista? Pues la propia ultraizquierda. En España tenemos muchos ejemplos, y uno de ellos se ha visto a menudo en Cataluña. La izquierda y los separatistas llaman “fascistas” a personas y organizaciones que defienden cosas tan democráticas como la libertad lingüística y la libertad de educación, simplemente porque la izquierda y los separatistas defiende lo contrario: la imposición de lenguas y el adoctrinamiento ideológico en los colegios. De esta forma, la ultraizquierda usa el “antifascismo” como excusa para tachar de “fascistas” a todos los que la contradicen y justificar la violencia contra ellos. Basta con ver el vídeo de las agresiones de ayer: manifestantes que expresaban sus opiniones de forma legal y pacífica fueron agredidos al grito de “fascistas” por unos fanáticos que no toleran que nadie les lleve la contraria:
Stalin: el impulsor del ‘antifascismo’ como tapadera para el comunismo
Basta con repasar los libros de historia para comprobar que uno de los primeros gobernantes que usaron el “antifascismo” como reclamo fue el dictador y genocida Stalin. Con su estrategia del “Tercer periodo”, los comunistas llegaron a llamar “social fascistas” a los socialdemócratas. En Alemania eso facilitó el ascenso del nazismo, al desgastar a la República de Weimar. Como consecuencia de ello, Stalin decidió adoptar otra estrategia: unir a toda la izquierda bajo el reclamo del “antifascismo”. Nacieron así los Frentes Populares. El historiador inglés Norman Davies escribió lo siguiente al respecto en su libro “Europe at War 1939-1945: No Simple Victory” (2006):
“Huelga decir que el “antifascismo” no ofrecía una ideología política coherente. En términos de ideas, era una vasija vacía, una mera danza política… Daba la falsa impresión de que los demócratas con principios que creían en el estado de derecho y la libertad de expresión podían codearse con los dictadores del proletariado, o que los socialistas democráticos solo tenían diferencias menores con el comunismo”. (…) “Sólo en el fondo estaba la dialéctica tácita de que, si el fascismo iba a ser malo, lo bueno tenía que estar con la creadora del antifascismo, la URSS de Joseph Stalin“.
El ‘antifascismo’ como excusa para el golpismo y el terrorismo
Precisamente en la primavera de 1933, unos meses después del ascenso al poder de Hitler en Alemania, el Partido Comunista de España formó un grupo armado denominado “Milicias Antifascistas Obreras y Campesinas” (MAOC). Era una organización paramilitar con sus propios uniformes (llevaban una camisa azul clara y una corbata roja), que llegó a tener unos 2.000 miembros armados, principalmente localizados en Madrid. La paradoja es que el fascismo apenas había hecho acto de presencia en España. Las JONS (Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista), creadas en 1931, eran todavía una formación marginal, y Falange Española aparecería en octubre de 1933. El principal objetivo de las MAOC era preparar un golpe de Estado siguiendo las tesis de la Internacional Comunista, pero también se dedicaron a perpetrar asesinatos en el periodo anterior al estallido de la Guerra Civil. Como siempre, el “antifascismo” era una excusa que servía para todo, desde el terrorismo hasta la formación de grupos paramilitares con fines golpistas.
Criminales de guerra ensalzados aún hoy con la excusa del ‘antifascismo’
Los Frentes Populares ideados por Stalin llegaron al poder en 1936 en España y en Francia. En España, la ola de violencia desatada por la izquierda tras su llegada al poder culminó el 13 de julio de 1936 con el asesinato de uno de los líderes de la oposición derechista, el diputado José Calvo Sotelo, un hecho que muchos historiadores consideran el detonante de la Guerra Civil española, que se inició unos días después. Durante la guerra, el bando izquierdista -ayudado por Stalin y con agentes de su policía secreta, el NKVD, como asesores- cometió decenas de miles de asesinatos y llevó a cabo una de las más brutales persecuciones religiosas de la Edad Contemporánea. Pero como lo hizo con la excusa del “antifascismo”, aún hoy la izquierda española sigue ensalzando a ese bando izquierdista e incluso dedicando calles a criminales de guerra.
Acribillando a tiros a personas desarmadas e indefensas en nombre del ‘antifascismo’
Después de la Segunda Guerra Mundial, el comunismo siguió usando el “antifascismo” como reclamo para someter a millones de personas a un régimen de terror. En 1961 la Alemania comunista bautizó como “Antifaschistischer Schutzwall” (Muro de Protección Antifascista) al Muro de Berlín, que convirtió la parte oriental de la ciudad en una enorme prisión: 192 personas murieron al intentar cruzarlo camino de la libertad. Fueron acribilladas a tiros en nombre del “antifascismo”.
Siguiendo la estela del pistolerismo de los MAOC, en la década de 1970 aparecieron dos bandas terroristas comunistas en España que asesinaron en nombre del “antifascismo”. En 1973 se formó el Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP), de ideología marxista-leninista y responsable de tres asesinados (dos policías y un guardia civil). En 1975 aparecieron los Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre (GRAPO), también de ideología comunista y responsable de 39 asesinatos. Su última víctima hasta la fecha fue una empresaria zaragozana, Ana Isabel Herrero, acribillada a tiros el 6 de febrero de 2006 cuando terroristas de esa banda intentaron secuestrarla y ella se resistió. Los autores del crimen reconocieron su autoría con absoluta frialdad tres años después, sin mostrar el más mínimo arrepentimiento. El autor de los disparos incluso dijo sin rodeos: “Disparé hasta que agoté el tambor del revólver. Si hubiera tenido 15 balas, le habría disparado las 15”. Pero como son “antifascistas”, en España aún hay extremistas de izquierda que ensalzan a los GRAPO, por ejemplo el rapero Valtonyc, al que precisamente ha apoyado el diputado Gabriel Rufián. Y es que parece que todo vale en nombre del “antifascismo”.

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