Karl-Friedrich Israel analiza el fracaso de la eurozona tanto política como económicamente.
Artículo de Mises Hispano:
[Este artículo está adaptado de un entrevista del Mises Weekend del 17 de julio, disponible aquí en formato mp3]
Jeff Deist: Has estudiado con detalle, conceptualmente, a los bancos centrales en todo el mundo. Antes de que profundicemos en eso, me gustaría preguntarte, especialmente como alemán, cuál es tu opinión de la crisis actual en Grecia.
Karl-Friedrich Israel: Uno de los principales economistas alemanes ha comparado recientemente la situación de Grecia con el llamado mal holandés.
En 1960, cuando Holanda descubrió enormes suministros de gas natural, pudo explotar dichos recursos y vivir de explotarlos y se hicieron muy ricos y eso les permitió aumentar salarios y precios dentro de la economía más rápidamente de lo que crecía la productividad. Y cuando la producción de gas disminuyó después de un tiempo, la economía cayó en recesión. Tuvieron que sufrir un proceso doloroso de ajuste en el que los salarios tenían que bajar y los precios tenían que bajar, pero, después de todo, hoy son una economía estable en Europa. En cierto modo, la situación es similar en Grecia, pero, por supuesto, Grecia no ha estado explotando un recurso natural, sino más bien un recurso no natural, que es el euro, que es una moneda fiduciaria controlada por un banco central.
Después de la introducción del euro, enormes cantidades de liquidez en forma de crédito fluyeron a la economía griega, lo que les permitió aumentar salarios y precios y gasto social por encima de su nivel de productividad. Y por eso hoy no son competitivos en los mercados nacionales y por eso tienen problemas.
JD: Pero es interesante, aparte de solo la mecánica de la deuda de Grecia, también está el ángulo político de todo esto. Hoy leo en el Washington Post acerca de esta imagen cruel de la devolución alemana. En la práctica, el BCE se ha convertido en una especie de proyecto político ¿verdad? En realidad ahora sirve para enardecer algunas de esas viejas tensiones de posguerra que existían entre el norte y el sur de Europa.
KFI: Sí, es verdad. Hay algunos hechos interesantes y no es sorprendente que los alemanes estén descontentos con la situación en Grecia y que los griegos estén descontentos por lo que está sucediendo en Alemania. A los griegos no les gustan las condiciones alemanas que vienen con el dinero del rescate.
Así, por ejemplo, como he mencionado, los salarios están inflados en Grecia. Déjame que te dé algunos ejemplos. En manufacturas. El salario medio por hora es el doble que en Polonia y Polonia, por supuesto, no es parte de la Eurozona, pero hay otros ejemplos. Los pagos de pensiones en Grecia son de media más altos que en Alemania. No sorprende que los alemanes, cuando oyen estos datos empíricos, no puedan entenderlos. ¿Por qué consiguen los griegos pensiones superiores de las que tenemos en Alemania y por qué tenemos que darles todos estos préstamos? Así que, de hecho, el gran proyecto de la integración europea, en algunos aspectos, resulta ser contraproducente.
JD: Bueno, refuerza los impulsos nacionalistas en algunos sentidos.
KFI: Es verdad.
JD: Ahora, si volvemos a la fundación del propio euro y el BCE dentro de la Eurozona, en ese momento, realmente se advertía que era una locura tener una sola moneda entre estas naciones que siguiera permitiéndoles producir su propia deuda soberana a través de su propios bancos centrales.
KFI: No es una locura tener la moneda única, pero es una locura tener una moneda única que pueda ser explotada por bancos nacionales soberanos. Esto es lo que ha hecho Grecia, por ejemplo, mediante el mecanismo de Asistencia de Liquidez de Emergencia (ALE). Así, Grecia fue esencialmente capaz de concederse crédito por este mecanismo de la ALE porque, para detener a Grecia, habría sido necesaria una mayoría de dos tercios dentro del Consejo del BCE. En 2012, los seis países golpeados por la crisis, Irlanda, Italia, España, Portugal, Chipre y Grecia tenían más de un tercio de los votos. Así que era muy difícil impedir que se concediera más crédito. Esto ha cambiado porque Letonia y Lituania entraron en la Eurozona en 2014 y 2015, así que ahora se ha hecho más fácil de impedir.
JD: Pero eso es lo que dice Philipp Bagus acerca de que el euro funciona más como proyecto político que como una moneda real.
KFI: Es verdad, completamente cierto.
JD: Como alemán, me gustaría saber lo que piensas. ¿Crees que el muy trabajador alemán u holandés o belga se siente agraviado en la Eurozona? En otras palabras, ¿sienten estar subvencionando a países que son económicamente menos productivos, como los PIGS, Portugal, Irlanda, Grecia, España?
KFI: Sí, creo que lo sienten. De hecho, nunca ha habido una mayoría a favor del euro, al menos en Alemania. Así que siempre ha habido en Alemania bastante escepticismo hacia la Eurozona y la integración de Europa mediante estas medidas monetarias. Y ahora, como mencioné antes. Al ver que el gasto social es al menos parcialmente más alto en Grecia, solo refuerza esta sensación de algunos alemanes de que están en la práctica subvencionando a los griegos. Tenemos que darles liquidez y ellos no parecen estar dispuestos a rebajar su nivel de vida, algo que, por supuesto, nadie quiere hacer, pero que es lo que hay que hacer.
JD: Así que parte de tu trabajo aquí este verano en el Instituto Mises es discutir y confrontar algunos de los argumentos principales en apoyo de los bancos centrales y la banca centralizada. ¿Podrías presentarnos, como abogado del diablo, cuáles son algunos de esos argumentos y cómo los refutas en tu trabajo?
KFI: Creo que uno de los argumentos más importantes al principio era el argumento de la estabilidad de precios. Es la idea de que necesitamos una oferta monetaria flexible que pueda expandirse de acuerdo con el crecimiento económico real, de forma que tengamos precios estables o un nivel estable de precios. Este argumento hoy todavía parece ser muy importante, porque cuando el BCE empezó a comprar directamente bonos públicos, hubo oposición en Alemania y se han presentado demandas contra el BCE ante el Tribunal Europeo de Justicia.
Argumentaron que esas compras de bonos públicos iban en contra del derecho europeo, porque está prohibida la financiación pública directa, pero, por supuesto, el Tribunal Europeo de Justicia, que está radicado en Luxemburgo, sentenció a favor de las medidas del BCE. Argumentaron que no, esto está dentro de los límites legales el BCE, porque pertenece a la categoría de la política monetaria y hacían esto para estabilizar el euro, para estabilizar el poder adquisitivo del euro. Así que todavía tenemos este argumento. Lo que yo argumentaría es que lo que hoy se llama estabilidad de precios no es estabilidad en absoluto. Esto puede verse en la misma definición de estabilidad que propuso el BCE.
La estabilidad de precios significa para ellos una tasa de inflación cercana al 2%.
JD: Lo mismo pasa en EEUU. El objetivo de nuestra Fed es del 2%.
KFI: Exactamente, lo que significa que en treinta y cinco años, de media, la moneda habrá perdido la mitad de su valor.
JD: Correcto y lo que es tan interesante es que esta inflación sea una política expresada del gobierno al que pagamos en la práctica.
KFI: Correcto.
JD: No es solo un síntoma de mala gestión, es una política expresada.
KFI: Correcto.
JD: Desde tu punto de vista, en la historia más corta del BCE frente a nuestra Fed, ¿han tenido éxito en crear estabilidad de precios dentro de la Eurozona?
KFI: No, no lo han tenido. Desde la creación de la Reserva Federal en EEUU, el dólar de EEUU ha perdido, según las estadísticas oficiales, un 98% de su poder adquisitivo. Y las evoluciones son similares en otros países. Es igual hoy en la Eurozona y ha sido lo mismo también bajo el marco alemán. El marco alemán parecía estable solo porque era relativamente menos inflacionista que, por ejemplo, el franco francés o la lira italiana, pero seguía siendo inflacionista y una buena parte del poder adquisitivo se ha perdido bajo las políticas de Bundesbank.
JD: ¿Tiene el BCE un objetivo de empleo, como la Fed?
KFI: Aquí hay diferencias. La reserva Federal opera bajo el llamado mandato dual, así que tratan de mantener la estabilidad de precios y el crecimiento económico y el empleo en plano de igualdad.
Así que son hasta cierto punto inherentemente más inflacionistas que el BCE, porque el BCE tiene un mandato jerárquico que dice que antes que nada está la estabilidad de precios y después, objetivos económicos reales: empleo y crecimiento.
JD: Cuando miramos al euro en términos de su desenlace, algunos hablan de la salida de Grecia como la gota que colmaría el vaso y empezaría en fin del euro. ¿Crees que es verdad o crees que el euro tiene un poder real de permanencia en las próximas décadas?
KFI: Parece que las naciones principales dentro de la Eurozona quieren conservar la unión monetaria. No quieren dejar que Grecia salga del euro. Angela Merkel está negociando ahora mismo más créditos de rescate para Grecia para mantenerla dentro de la unión. Un importante economista alemán ha propuesto que sería mejor que Grecia abandonara la Eurozona, introdujera de nuevo el dracma y luego lo devaluara frente al euro para permanecer competitivos. No estoy seguro de si esta es la mejor solución, pero está bastante claro que lo que tiene que hacerse es ajustar precios y ajustar salarios. De qué forma, no lo sé, pero precios y salarios en Grecia, en comparación con otros países, tienen que bajar.
JD: Bueno, mucha gente, incluyendo a Nigel Farage, ha sugerido volver al dracma, pero diluir el dracma no crea ninguna riqueza, solo transfiere riqueza de ahorradores a, digamos, exportadores griegos. Así que, por sí mismo, permitir flotar a la moneda hasta su nivel natural devaluándola no haría más próspero al pueblo griego, aunque yo diría que podría devolverle más soberanía y más poder sobre su futuro.
KFI: Es verdad. Podrían tener más soberanía y podrían tener un banco central independiente que pueda inflar su moneda a voluntad, pero no sé si esta es la mejor solución. El gobierno griego parece estar inspirado por las políticas y las recetas keynesianas. No sé si el pueblo griego o el país estarían mejor si tuvieran un banco central independiente y su propia moneda.
JD: Entonces, ¿puedes desarrollar tu tesis, tus conclusiones, en términos de tu estudio sobre bancos centrales? Si pudieras dar una indicación a alguien que estuviera hablando contigo acerca de la estupidez de la banca centralizada. ¿qué indicación sería?
KFI: Estoy estudiando la banca centralizada especialmente en términos de dinero fiduciario, porque el dinero fiduciario está sometido a la voluntad política. Puede expandirse con un coste de prácticamente cero. Y argumentaría que este es el mismo peligro del dinero fiduciario. Damos a los bancos centrales una herramienta poderosa que parece, de acuerdo con la experiencia histórica, corromper a la gente.
JD: Y eso es lo que dice tu maestro, Guido Hülsmann, en su libro acerca de la ética de la producción monetaria, que no hay solo consecuencias monetarias en las divisas fiduciarias, sino que hay consecuencias culturales profundamente asentadas en ellas. Por ejemplo, la gente actúa más sobre preferencias inmediatas y no ahorra tanto para el futuro.
KFI: Creo que no es solo la economía lo que es importante de entender aquí, sino la dinámica de la banca centralizada y la moneda fiduciaria. En mi investigación, me centro más en argumentos económicos, pero veo que hay muchos otros argumentos de otras áreas de las ciencias sociales y morales. A menudo me pregunto cuál es el argumento más poderoso a favor o en contra de los bancos centrales. ¿Es uno económico o uno ético? Y a veces creo que el argumento ético podría ser incluso más poderoso para convencer a la gente.
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