sábado, 3 de octubre de 2015

Su Hacienda en Madrid

Carlos Rodríguez Braun analiza y responde a las tres ideas de Carlos Sánchezresponsable del Área de Economía y Hacienda del Ayuntamiento de Madrid, sobre el capitalismo, la banca privada y el ahorro de los ciudadanos. 

A la segunda y tercera idea añadiré a las respuesta de Braun un comentario en cursiva que complete la respuesta a dichas ideas. 
Artículo de Libre Mercado: 

Aquí van tres ideas de Carlos Sánchez Mato, responsable del Área de Economía y Hacienda del Ayuntamiento de Madrid.
La primera: "El sistema capitalista no es capaz de producir un crecimiento sano". Cabría reconocer la verdad de esta frase si se refiriese a las distorsiones que la intervención pública introduce en los mercados, empezando por el dinero, la banca y las finanzas. Esto convertiría a don Carlos en un cuasi-austriaco, y seguramente le provocaría un indeseable soponcio. En efecto, si quisiera ser coherente en su rechazo al rescate bancario con dinero público debería recomendar la privatización de la banca y de sus rescates, rompiendo así la alianza entre las élites privilegiadas y el poder político, que han denunciado los liberales desde Adam Smith (puede ver por ejemplo el último capítulo de Una crisis y cinco errores).
Como imaginará el lector, no va el señor Sánchez Mato por ese camino: no sólo no quiere reducir la intervención pública sino que quiere aumentarla. No tiene en tal sentido ningún fundamento aducir que esa economía aún menos libre que la actual produciría un "crecimiento sano" –a tenor de la experiencia, no produciría ni una cosa ni la otra.
La segunda idea es: "La banca privada sólo busca la mayor rentabilidad a corto plazo y eso provoca el desastre social". Una antigua crítica al mercado y al capitalismo es, efectivamente, su cortedad de miras. Lo asombroso no es tanto eso como la fantasía de que si no hay mercado esas miras se alargan, lo que es notoriamente falso. No hay ningún aval teórico ni empírico para sostener que si los bancos fueran todos públicos entonces sólo contemplarían la rentabilidad colectiva a largo plazo y no provocarían ningún desastre social.

Lo que Braun comenta, no solo es evidente, sino que además, la historia muestra bien a las claras (podríamos tomar cualquier ejemplo, como el de la India, que es bien ilustrativa del “desastre social” y miseria absoluta habría que añadir de lo que ocurre cuando el sistema financiero está nacionalizado y cuando no. El ejemplo español de las cajas también es indicativo de la “cortedad de miras” del fantasioso idílico sistema en manos de políticos y su visión de la rentabilidad a largo plazo…(como también se podría entrar en profundidad a la legislación, presiones e incentivos, que se pueden leer en detalle en la obra de Norber “Fiasco Financiero” que llevaron al sistema financiero americano a esa cortedad de miras por un interés político de buscar el cortoplacismo (básico de todo político en el poder y sus lobbies interesados) para su beneficio político (crecimiento artificial cortoplacista pero artificial e insostenible para vender una mejor gestión, reducción de paro a corto plazo con crédito barato para aumenter la producción y la inversión, aunque implique la creación de burbujas, compra de votos con múltiples medidas…). Luego pasa lo que pasa, y el desastre social es fácil de atribuirse a otros con los mismos mantras de siempre.

Y la tercera idea del señor Sánchez Mato es: "Los ahorros de la sociedad no deben estar en manos privadas ni ser gestionados por ellas". Una frase parecida aparece, por cierto, en la Teoría general de Keynes, pero ello ciertamente no la convierte en una frase menos totalitaria y menos brutal, como se comprende con facilidad dedicándole un momento de atención. El ahorro, en efecto, es la decisión libre de las personas, con sus propios recursos y con vistas a su propio futuro y el de sus familias. Y don Carlos Sánchez Mato propugna arrebatar esa libertad crucial al pueblo.

Y es que el totalitarismo rezuma por todos sus poros en esta cita. La gente no debe tener nada de su propiedad en sus manos, pues el Estado (esto es, la élite dirigente que emplea las herramientas del impersonal estado en beneficio propio) tiene que controlar todos tus bienes y dinero, pues el individuo, la persona es un mero instrumento al servicio del poder político. La libertad les importa bien poco (por supuesto la de terceros, pues ellos que son los que mandan son libres de hacer lo que gusten). Al totalitario le gusta imponer, ordenar y mandar, y decidir por todos los demás, les guste o no. El resultado y la finalidad es sencilla de ver. Si nadie puede ahorrar, y ejercer sus decisiones libremente (para mejorar su futuro y el de su familia), la dependencia al Estado será absoluta, y su poder absoluto también. De esta manera se manipulará aún en mayor medida que hoy (que ya es decir), que sin ellos, no somos nadie, y que sin su intromisión y migajas, nadie podría salir adelante…La falaz cantinela de siempre…

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